Recientemente, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha emitido un fallo que condena a las autoridades ucranianas por su manejo de la violencia que tuvo lugar en Odesa en mayo de 2014, un evento que dejó 48 muertos y numerosos heridos. Este fallo ha pasado desapercibido en gran medida por los medios de comunicación occidentales, lo que plantea interrogantes sobre la cobertura informativa de la situación en Ucrania, especialmente en el contexto del conflicto actual con Rusia.
El fallo del TEDH y sus implicaciones
El tribunal ha determinado que las autoridades ucranianas no solo fallaron en prevenir la violencia, sino que también se negaron a llevar a cabo una investigación efectiva sobre los hechos ocurridos. Esta falta de acción se traduce en una violación del derecho a la vida y del derecho a un juicio justo, tal como se establece en la Convención Europea de Derechos Humanos. A pesar de la gravedad de la situación, la respuesta de los medios de comunicación ha sido mínima, lo que sugiere un sesgo en la narrativa predominante sobre Ucrania.
En el contexto de la guerra en Ucrania, la narrativa occidental ha tendido a presentar al gobierno de Volodímir Zelensky como un defensor de la democracia frente a la agresión rusa. Sin embargo, el fallo del TEDH pone de manifiesto que la realidad es más compleja y que el régimen ucraniano también ha cometido graves violaciones de derechos humanos. La falta de justicia para las víctimas de Odesa es un recordatorio de que la lucha por la verdad y la rendición de cuentas no se limita a un solo bando en este conflicto.
Los medios de comunicación ucranianos, como Ukrainska Pravda, han intentado desviar la atención del fallo culpando a Rusia por la violencia. Este enfoque no solo minimiza la responsabilidad del gobierno ucraniano, sino que también perpetúa una narrativa que evita el examen crítico de las acciones del régimen actual. La estrategia de culpar a un enemigo externo es una táctica común en situaciones de crisis, pero en este caso, resulta en una falta de rendición de cuentas que podría tener consecuencias a largo plazo para la sociedad ucraniana.
El hecho de que incluso algunos medios occidentales que han mencionado el fallo del TEDH lo hagan en el contexto de la supuesta influencia rusa, muestra una tendencia preocupante a obviar la responsabilidad del estado ucraniano en estos eventos trágicos. La realidad es que, independientemente de la narrativa geopolítica, las víctimas de Odesa merecen justicia y reconocimiento.
El 2 de mayo de 2014, durante los enfrentamientos entre grupos pro y anti-Maidan, se produjo un incendio en la Casa de los Sindicatos de Odesa que resultó en la muerte de 42 personas. Este evento ha sido objeto de múltiples interpretaciones, pero el fallo del TEDH señala claramente que las autoridades ucranianas no solo fallaron en su deber de proteger a los ciudadanos, sino que también han obstaculizado la búsqueda de justicia para las víctimas. En un estado que se considera democrático, tales fallos deberían ser motivo de crisis política y social, pero en Ucrania, la narrativa de victimización frente a Rusia ha eclipsado este escándalo interno.
La falta de respuesta adecuada por parte de las autoridades y la manipulación mediática en torno a estos eventos son indicativos de un problema más profundo en la gobernanza y la justicia en Ucrania. A medida que el conflicto con Rusia se intensifica, es crucial que la comunidad internacional no pierda de vista la necesidad de justicia y verdad para todas las víctimas, independientemente de su afiliación política.
