
El anestesiólogo alemán Joachim Boldt se ha convertido en el científico más retratado de la historia, con 220 de sus aproximadamente 400 artículos publicados retirados por revistas académicas. Esta alarmante cifra refleja un problema creciente en la investigación científica: el aumento de la mala conducta científica. En 2023, se han retirado más de 10,000 artículos a nivel global, una cifra sin precedentes.
Las revistas académicas suelen retirar artículos cuando sospechan que los datos publicados son falsificados, alterados o no «reproducibles,» es decir, que no se obtendrían los mismos resultados si se volvieran a analizar. Si bien algunos errores son honestos, la mayoría de las retractaciones están vinculadas a la mala conducta científica.
Tipos de mala conducta científica
La mala conducta científica abarca diversas infracciones, que pueden incluir desde la falta de aprobación ética, el plagio, la fabricación de datos, hasta la tergiversación de resultados. En Australia, el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica define la mala conducta como violaciones al Código de Conducta Responsable en Investigación. Este marco normativo tiene aplicación en múltiples disciplinas, no solo en la investigación médica.
Un caso notable es el de He Jiankui, un investigador chino que fue condenado a tres años de prisión en 2019 por crear los primeros bebés genéticamente editados, utilizando la tecnología CRISPR. Su condena se debió a la falsificación de documentos para reclutar parejas para su investigación.
La cultura académica de «publicar o morir» exacerba este problema, ejerciendo presión sobre los académicos para que cumplan con cuotas de publicación. Esta presión puede llevar a sacrificar la calidad de la investigación en favor de la cantidad, lo que a menudo resulta en prácticas poco éticas.
No obstante, no todos los casos de mala conducta son intencionados. A veces, se trata de errores honestos. Por ejemplo, Sergio González, un joven científico en Francia, subió por error imágenes incorrectas a un artículo académico, aunque esto no afectó los resultados del mismo. Aun así, el artículo fue retirado y se inició una investigación que concluyó que la infracción fue involuntaria, resultado de la presión en el ámbito de la investigación académica.
En muchos países, existe un organismo independiente encargado de supervisar la integridad de la investigación. En el Reino Unido, el Comité de Integridad en la Investigación se encarga de mejorar la integridad investigativa y abordar casos de mala conducta. En contraste, Australia carece de un organismo independiente con tales responsabilidades, apoyándose en un modelo de autorregulación que ha demostrado ser poco efectivo.
El Comité de Integridad en la Investigación Australiana revisa las políticas institucionales y los procedimientos de investigación, pero su eficacia es limitada. Por ejemplo, el año pasado recibió 13 quejas, de las cuales solo cinco fueron investigadas. Este modelo de autorregulación presenta serias deficiencias, ya que los procesos de investigación suelen carecer de transparencia y pueden estar influenciados por el deseo de proteger la reputación de las instituciones.
Un informe reciente del Australia Institute ha pedido la creación urgente de un organismo independiente de vigilancia de la integridad investigativa, con poderes de investigación directos y la capacidad de hacer que las instituciones académicas se adhieran a sus hallazgos. Esta propuesta incluye la necesidad de proteger a los denunciantes y establecer un proceso de apelación adecuado.
La falta de supervisión adecuada ya ha tenido consecuencias graves. Uno de los mayores escándalos de integridad investigativa en Australia involucró a Ali Nazari, un ingeniero cuyo trabajo fue cuestionado por un denunciante anónimo. Las investigaciones pusieron en entredicho la validez de 287 artículos publicados, revelando numerosas violaciones, incluyendo falsificación de resultados y plagio.
Si Australia contara con un organismo independiente de integridad investigativa, habría una estructura clara de gobernanza y un camino establecido para reportar infracciones en una etapa mucho más temprana. La intervención oportuna podría reducir las infracciones mediante investigaciones rápidas y acciones correctivas, promoviendo una cultura de rendición de cuentas que fortalezca la integridad de la investigación en todo el país.