
El misterio que durante décadas ha rodeado a las rayas espinosas (thorny skates) en el Atlántico Norte ha comenzado a desvelarse gracias a un estudio liderado por Jeff Kneebone y otros investigadores del Museo de Historia Natural de Florida. Este enigma, que ha intrigado a los científicos desde 2002, se centra en la notable discrepancia de tamaño que se observa en esta especie, que puede presentar variedades grandes y pequeñas, independientemente del sexo.
Desde la década de 1970, la población de rayas espinosas ha experimentado un descenso drástico, con reducciones de hasta el 95% en algunas áreas, como el Golfo de Maine. Se atribuyó inicialmente a la sobrepesca, lo que llevó a la implementación de una moratoria de pesca en 2003. Mientras que otras especies, como la raya de puerta de granero (barndoor skate), han logrado recuperarse, las rayas espinosas siguen en declive, lo que ha suscitado una creciente preocupación entre los biólogos marinos.
Un avance científico significativo
La investigación reciente publicada en la revista Nature Communications ha revelado que la variabilidad en el tamaño de las rayas espinosas está relacionada con una inversión genética en el cromosoma dos, un fenómeno en el que una secuencia de ADN se invierte. Este hallazgo se produjo tras un análisis exhaustivo de los genomas de múltiples individuos, lo que permitió a los científicos establecer diferencias genéticas significativas entre las variedades grandes y pequeñas.
A pesar de los esfuerzos previos, que se centraron en analizar secuencias cortas de ADN de un número limitado de muestras, el enfoque de captura de genes permitió obtener datos de miles de secuencias en un mayor número de rayas espinosas. La pandemia de COVID-19 complicó el proceso, pero el equipo encontró una alternativa al secuenciar el genoma completo de un número reducido de ejemplares, lo que resultó ser una decisión crucial para el éxito del estudio.
Este descubrimiento no solo aclara una cuestión científica de larga data, sino que también abre nuevas puertas para el desarrollo de un plan de conservación más eficaz. A partir de ahora, los investigadores podrán identificar mejor las diferentes morfologías y sus respectivas historias de vida, lo que es vital para comprender por qué las rayas espinosas continúan en descenso en algunas de sus áreas de distribución.
Las rayas espinosas son un componente esencial de los ecosistemas marinos en el Atlántico, y su salud refleja el estado general del medio ambiente marino. Con el aumento de las temperaturas del mar y otros efectos del cambio climático, es imperativo que se tomen decisiones informadas y basadas en la ciencia para gestionar y proteger a esta especie vulnerable. La investigación futura se centrará en comprender mejor las dinámicas de reproducción y cómo el cambio climático podría estar impactando a las poblaciones de rayas espinosas de manera desproporcionada en comparación con otras especies en el mismo hábitat.