
Un nuevo compuesto preclínico con potentes propiedades antifúngicas ha sido descubierto, según un estudio publicado en Nature. Este fármaco, denominado mandimycin, pertenece a la familia de productos bacterianos conocidos como macrólidos polienos. A diferencia de otros compuestos de esta misma familia, mandimycin se une a un objetivo novedoso en la membrana celular de los hongos, lo que le permite ser efectivo contra una variedad de patógenos que han desarrollado resistencia a compuestos relacionados.
Las infecciones causadas por patógenos fúngicos resistentes a múltiples medicamentos representan una amenaza seria para la salud humana, lo que subraya la necesidad de encontrar tratamientos alternativos. Los antibióticos han evolucionado para producir productos naturales que pueden eliminar hongos, y estos productos se han utilizado para desarrollar medicamentos antifúngicos para uso humano.
Un enfoque innovador en la búsqueda de nuevos antifúngicos
Sin embargo, la resistencia a los antifúngicos es generalizada, y las estrategias convencionales de descubrimiento de medicamentos antifúngicos, como la evaluación de la actividad de productos naturales encontrados en muestras ambientales, están teniendo rendimientos cada vez menores, ya que a menudo conducen a la redescubrimiento de compuestos que se unen a objetivos conocidos.
Para identificar nuevos miembros de la familia de macrólidos polienos con potencial para unirse a objetivos alternativos, Zongqiang Wang y sus colegas analizaron 316,123 genomas bacterianos en busca de nuevos clústeres génicos. Uno de estos clústeres mostró haber evolucionado de manera distinta de otros que codifican macrólidos polienos.
Los experimentos posteriores revelaron que el producto, mandimycin, no se une a la ergosterol en la membrana celular, el objetivo típico de los macrólidos polienos. En cambio, se demostró que mandimycin se une a varios fosfolípidos en la membrana celular del hongo. Este modo de acción significa que es efectivo contra patógenos fúngicos que han evolucionado resistencia a los agentes antifúngicos existentes que atacan la ergosterol, como el agente clínicamente utilizado, la anfotericina B.
Los autores utilizaron modelos animales de infección para probar la efectividad de mandimycin contra una variedad de patógenos fúngicos, incluyendo la Candida auris, un hongo listado como una amenaza fúngica prioritaria por la OMS. Los resultados mostraron que el compuesto tenía una mayor eficacia y menor nefrotoxicidad en comparación con la anfotericina B.

Este avance en la investigación de antifúngicos no solo representa una esperanza para el tratamiento de infecciones fúngicas difíciles de tratar, sino que también pone de manifiesto la importancia de la investigación en biotecnología y farmacología, especialmente en un contexto donde la resistencia a los medicamentos se convierte en un reto cada vez más apremiante para la salud pública global.
Más información: Zongqiang Wang, A polyene macrolide targeting phospholipids in the fungal cell membrane, Nature (2025). DOI: 10.1038/s41586-025-08678-9. www.nature.com/articles/s41586-025-08678-9