Las flores, en su incesante búsqueda por atraer a los polinizadores, ofrecen despliegues visuales que no siempre se traducen en una recompensa en forma de néctar. Un estudio publicado en la revista New Phytologist resalta que la tendencia de las flores a ser «honestas» y recompensar a los polinizadores es, en parte, genética, lo que implica que esta característica puede transmitirse a lo largo de las generaciones.
La investigación sobre la honestidad floral en Turnera velutina
En la investigación, se analizó la honestidad floral en la planta endémica mexicana Turnera velutina (familia Passifloraceae), centrándose en múltiples plantas genéticamente distintas (o clones). Los científicos descubrieron que la honestidad es heredable, lo que permite a las abejas discriminar entre genotipos en función del tamaño de la flor y el contenido de azúcar.
Los resultados indican que las abejas prefieren visitar genotipos de flores que son más honestos, es decir, aquellos que ofrecen un mayor contenido de azúcar. Esta preferencia beneficia a la planta, al incrementar su producción de semillas. Por tanto, la honestidad floral puede evolucionar y mantenerse a través de una selección mediada por los polinizadores.
El Dr. Sergio Ramos, autor principal del estudio y miembro de la Universidad de Zúrich, subraya que «la mayoría de los genotipos presentan algún grado de deshonestidad floral, lo que sugiere que las plantas tramposas pueden superar en número a las honestas, a pesar de la presión selectiva de los polinizadores». Este fenómeno plantea un intrigante dilema en la evolución de las plantas, sugiriendo que múltiples fuerzas evolutivas podrían estar en juego para sostener la deshonestidad floral en poblaciones naturales, lo que justifica una investigación más profunda en este ámbito.
Más información:
Variación genética en la honestidad de las plantas hacia sus polinizadores, New Phytologist (2025). DOI: 10.1111/nph.70043
