
En el contexto actual de la industria automotriz en Estados Unidos, las propuestas de tarifas del presidente Donald Trump sobre productos provenientes de México y Canadá están generando un fuerte debate. Aunque estas tarifas afectarían más a los proveedores de automóviles que a los propios fabricantes, las repercusiones podrían extenderse rápidamente a toda la cadena de suministro automotriz. El impacto de estas políticas se hace evidente en un sector que ya enfrenta desafíos significativos tras la crisis de la COVID-19.
La mayoría de los vehículos producidos en América del Norte cumplen con los requisitos de libre comercio establecidos en el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA), sin embargo, un porcentaje menor de las piezas individuales logra cumplir con los estándares exigidos por este acuerdo, lo que podría conllevar a un aumento de costes para los fabricantes.
Retos en la cadena de suministro
Las empresas están presionando al gobierno de Trump para que mantenga la exención de tarifas para aquellas partes y vehículos que cumplen con las regulaciones del USMCA. Sin embargo, el panorama es complicado, dado que una gran parte de los proveedores no se considera compliant con estas normativas, lo que pone en riesgo la estabilidad de la cadena de suministro.
Las acciones de importantes proveedores, como American Axle & Manufacturing Holdings y Magna International, han caído significativamente este año, reflejando la incertidumbre en el sector. En este sentido, Collin Shaw, presidente de la Asociación de Proveedores de Equipos Originales (MEMA), ha señalado que “no hay suficiente rentabilidad en la cadena de suministro para absorber las tarifas” propuestas.
En 2024, solo el 63% de las piezas de vehículos importadas desde México cumplen con los estándares del USMCA, en comparación con el 92,1% de los vehículos completos. Para Canadá, la cifra es ligeramente mejor: 74,6% de las piezas y 96,9% de los vehículos entran sin tarifas. Estas estadísticas evidencian la complejidad del acuerdo y los desafíos que enfrentan los fabricantes en la región.
El CEO de Magna, Swamy Kotagiri, ha descrito las tarifas propuestas como “absolutamente disruptivas para la industria”, destacando que no es posible que los proveedores asuman estos costos adicionales. La situación se complica aún más por la fragilidad de un sistema de suministro que ya había sido puesto a prueba durante la pandemia, cuando se evidenció la interdependencia de los proveedores más pequeños que, aunque producen componentes menores, pueden provocar interrupciones significativas si su producción se ve afectada por el aumento de costos.
La incertidumbre en torno a las tarifas y la capacidad de la industria para adaptarse a cambios repentinos de política son temas recurrentes entre los líderes del sector. Flavio Volpe, defensor de la industria automotriz canadiense, ha advertido que las tarifas podrían llevar a un cierre de la industria y que muchos en el sector buscarían respuestas legales ante una situación tan crítica.