La investigación sobre planetas que orbitan estrellas en fase de muerte ha dado un giro inesperado gracias al trabajo del investigador Caldon Whyte, del Instituto Tecnológico de Florida. Hasta ahora, se pensaba que los planetas que giran alrededor de enanas blancas, consideradas cuerpos estelares muertos, eran inhóspitos para la vida. Esta noción se basaba en la creencia de que el enfriamiento progresivo de estas estrellas hacía que las atmósferas de los planetas en sus órbitas fueran demasiado inestables para sustentar vida. Sin embargo, el estudio realizado por Whyte y su equipo ha revelado que estos entornos podrían ser más propicios de lo que se pensaba.
Zonas habitables alrededor de enanas blancas
Tradicionalmente, las zonas habitables, regiones donde las condiciones son adecuadas para la existencia de agua líquida, son fáciles de definir para estrellas de la secuencia principal, como el Sol. En el caso de las enanas blancas, que se forman cuando estrellas como el Sol agotan su combustible nuclear y expulsan sus capas exteriores, la situación es diferente. Estas estrellas no tienen un suministro constante de energía, lo que provoca que su temperatura y producción de energía varíen de manera inconsistente, haciendo que las zonas habitables sean cada vez más estrechas. Sin embargo, el modelo desarrollado por el equipo de investigación ha demostrado que, a pesar de este enfriamiento, los planetas que orbitan en la zona habitable de una enana blanca podrían recibir suficiente energía para mantener procesos vitales como la fotosíntesis y la abiogénesis impulsada por radiación ultravioleta.
El estudio revela que un planeta similar a la Tierra, en órbita alrededor de una enana blanca, podría sostener estos procesos durante un periodo de hasta siete mil millones de años, el tiempo estimado como máximo para la viabilidad de un planeta similar a la Tierra en esta región. Esto sugiere que los sistemas de enanas blancas, anteriormente considerados desprovistos de interés para la búsqueda de vida, deberían ser reevaluados. La investigación ofrece una nueva perspectiva sobre dónde los científicos deben enfocar sus esfuerzos, incluyendo telescopios como el James Webb, en la búsqueda de vida extraterrestre, subrayando que las enanas blancas podrían ser un objetivo valioso en esta búsqueda científica.
