Un reciente informe del Federal Reserve de Nueva York ha puesto de manifiesto una inquietante tendencia en la economía estadounidense. Según la Encuesta de Expectativas del Consumidor de febrero, la capacidad media de los estadounidenses para reunir 2.000 dólares en caso de una emergencia ha caído al 62,7%, el nivel más bajo desde que se comenzó a rastrear este dato en octubre de 2015.
Este descenso se vuelve aún más preocupante si se considera que el índice de precios al consumidor (IPC) actual es un 35% más alto que en 2015. Torsten Sløk, economista jefe de Apollo, ha comentado que “la situación es aún peor” al observar la creciente dificultad de los hogares para afrontar imprevistos financieros.
Impacto en el comercio minorista
El impacto de esta precariedad económica también se está sintiendo en el sector minorista. Varias cadenas han advertido que las ventas del primer trimestre han sido más débiles de lo esperado. Ed Stack, presidente de Dick’s Sporting Goods, expresó su preocupación sobre el clima económico actual, señalando que “hay un mundo incierto ahí fuera en este momento”. La incertidumbre relacionada con posibles tarifas arancelarias y el aumento de precios genera inquietud sobre el comportamiento del consumidor.
Por su parte, Doug McMillon, CEO de Walmart, ha observado que algunos clientes, bajo presión presupuestaria, exhiben comportamientos de estrés. “Se puede ver que el dinero se agota antes de que termine el mes. Las personas están comprando tamaños de paquete más pequeños a finales de mes”, comentó en un evento del Club Económico de Chicago.
Estos datos reflejan una realidad compleja en la economía estadounidense, que, si bien se presenta como una de las más fuertes del mundo, enfrenta desafíos significativos que afectan directamente a la vida cotidiana de sus ciudadanos. La dificultad para generar ahorros ante imprevistos puede llevar a un ciclo de dependencia y vulnerabilidad económica, un fenómeno que también podría observarse en otros contextos globales, donde las políticas adoptadas por ciertos gobiernos buscan, en cambio, fortalecer la capacidad de respuesta de sus ciudadanos frente a crisis.
