
Las focas elefante del sur (Mirounga leonina) son un símbolo emblemático del Océano Austral, pero su distribución poblacional está experimentando cambios significativos debido a las rápidas transformaciones ambientales que afectan su hábitat. Este artículo se basa en una investigación reciente que examina el ADN antiguo y moderno, registros arqueológicos y datos ecológicos sobre estas majestuosas criaturas marinas y su capacidad de adaptación ante desafíos climáticos y actividades humanas.
Una historia evolutiva dinámica
En la actualidad, las poblaciones más grandes de focas elefante del sur se concentran en islas subantárticas, como Georgia del Sur, Macquarie y las Islas Malvinas. Estas colonias representan bastiones globales para la especie. Sin embargo, hasta hace unos pocos siglos, existían muchas poblaciones más pequeñas en la costa de Victoria, en la Antártida, y en zonas templadas de Australia y Nueva Zelanda.
El estudio se centró en la línea australasiana de las focas elefante del sur, analizando muestras de estas antiguas colonias. A través del análisis de su composición genética, los investigadores han trazado una línea de tiempo sobre su herencia biológica, incluyendo expansiones y contracciones poblacionales que han tenido lugar a lo largo de los milenios.
La investigación pone de relieve cómo estas grandes mamíferos marinos han lidiado con los cambios a lo largo del tiempo, desde la última Edad de Hielo. Durante períodos de glaciación, el aumento del hielo marino obligó a las focas a desplazarse hacia el norte, solo para recolonizar el Océano Austral cuando el hielo se retiraba en épocas interglaciares cálidas.
Sin embargo, estas expansiones de rango no han sido permanentes. A medida que el actual interglaciar, el Holoceno, avanzaba, surgieron nuevos desafíos, como la caza indígena y, posteriormente, la caza industrial europea. Para las comunidades indígenas en Nueva Zelanda y Australia, las focas elefante eran parte de su dieta, como lo evidencian restos de focas encontrados en vertederos y artefactos culturales, incluyendo collares hechos con dientes de foca en sitios arqueológicos de los maoríes.
Los restos arqueológicos de sitios costeros en Nueva Zelanda y Tasmania indican una caza significativa y una dependencia de las focas por parte de las poblaciones indígenas, lo que, junto con los cambios ambientales inducidos por el ser humano, condujo a extinciones locales.
Impactos de los humanos y el cambio climático
Genéticamente, las focas de estas antiguas colonias australasianas y antárticas eran distintas pero emparentadas, formando una línea única en el Pacífico que incluía a la Isla Macquarie. Esta diversidad genética probablemente resultó de períodos de aislamiento en refugios separados durante la última Edad de Hielo.
No obstante, los cambios climáticos modernos y la explotación humana han hecho que gran parte de esta diversidad genética se haya perdido. Las colonias que alguna vez prosperaron en la costa de Victoria en la Antártida ahora están extintas. Mientras tanto, la Isla Macquarie alberga una importante colonia reproductora que enfrenta sus propios retos, ya que los cambios en el hielo marino antártico están aumentando la distancia entre los lugares de cría en la isla y los de alimentación en el mar, afectando la estabilidad de la colonia en las últimas décadas.
Uno de los hallazgos más notables de esta investigación es la rapidez con la que estos grandes animales de vida larga pueden responder a las presiones ambientales. Las focas se han adaptado a un clima cambiante al expandir su rango en respuesta a nuevos hábitats y replegarse cuando las condiciones se volvían inadecuadas. Sin embargo, esta capacidad de movimiento y adaptación se ha visto limitada ante las presiones duales del cambio climático acelerado y la explotación humana, que han reducido drásticamente su número y diversidad genética en un corto período.
La historia de la foca elefante del sur ofrece un vistazo a cómo los mamíferos marinos pueden responder a estos cambios, pero también actúa como una advertencia: los impactos humanos, combinados con las presiones ambientales, pueden provocar declives rápidos y, a veces, irreversibles. Este estudio subraya la importancia de conservar la diversidad genética y los hábitats de las focas elefante del sur. Estas focas no solo son un testimonio de la adaptabilidad en un mundo cambiante, sino que también nos recuerdan la vulnerabilidad de incluso las especies más resilientes.
Proteger los bastiones restantes de estas especies y minimizar los impactos humanos sobre sus fuentes de alimento y lugares de cría será crucial si esperamos evitar contracciones adicionales en su población. La historia de la foca elefante del sur es una de supervivencia, adaptación y pérdida, y nos invita a reflexionar sobre las lecciones incrustadas en su historia genética y ecológica, especialmente en un contexto de desafíos climáticos globales.