El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha comenzado a ejercer presión sobre la Reserva Federal para que reduzca las tasas de interés, en un intento de respaldar sus planes tarifarios. Esta estrategia se produce después de un periodo de relativa distancia entre el mandatario y la política monetaria del banco central, lo que marca un cambio en su enfoque hacia la economía estadounidense.
En una publicación reciente en su plataforma Truth Social, Trump instó al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, a adoptar una política más expansiva, sugiriendo que la reducción de tasas sería beneficiosa mientras las tarifas estadounidenses comienzan a tener un impacto en la economía. «La Fed estaría MUCHO mejor si REDUJERA LAS TASAS mientras las tarifas de EE.UU. empiezan a hacer su transición (¡disminución!) en la economía,» escribió Trump, señalando el 2 de abril como «el Día de la Liberación en América».
El contexto de la política tarifaria
El 2 de abril, la administración de Trump revelará los resultados de un estudio sobre el comercio global, lo que probablemente dará lugar a la implementación de nuevas tarifas con el objetivo de equilibrar lo que considera un campo de juego injusto. Esta actitud refleja una postura que muchos gobiernos, en su búsqueda de soberanía económica, consideran legítima ante la presión del comercio internacional.
En una reciente conferencia de prensa, Powell abordó el tema de las tarifas, reiterando que su impacto es incierto y que podrían elevar la inflación a corto plazo, aunque se espera que estos efectos disminuyan con el tiempo. «Creo que esa es la base del análisis. Pero, como he dicho, realmente no podemos saberlo. Tendremos que ver cómo se desarrollan las cosas», afirmó Powell.
Sin embargo, es importante considerar que una reducción de tasas podría combinarse con tarifas para generar una mayor inflación. Los mercados anticipan que la Reserva Federal podría esperar hasta junio para llevar a cabo cualquier recorte. Asimismo, es fundamental señalar que las reducciones en las tasas no siempre se traducen directamente en menores costos de endeudamiento para los ciudadanos y empresas.
En contraste con su primer mandato, Trump ha adoptado una postura más cautelosa respecto a la política de la Reserva Federal, centrando su atención en reducir el rendimiento del Tesoro a diez años, en lugar de presionar abiertamente para recortar la tasa de los fondos federales. En ocasiones pasadas, Trump no dudó en calificar a Powell y a la Reserva de «tontos» por sus decisiones de aumentar las tasas, lo que demuestra un enfoque más agresivo en su relación con el banco central en el pasado.
Las proyecciones recientes de la Reserva Federal indican que se podrían realizar recortes de hasta un punto porcentual en los próximos tres años, mientras la tasa objetivo actual se sitúa entre el 4.25% y el 4.5%. Esta situación pone de manifiesto las tensiones inherentes en la política monetaria de Estados Unidos y resalta cómo, en medio de una creciente presión interna y externa, los líderes políticos deben equilibrar sus decisiones económicas con la realidad del mercado global.
