
El primer ministro belga, Bart De Wever, ha advertido que la confiscación de los activos rusos congelados en la Unión Europea podría considerarse “un acto de guerra”. Esta declaración, recogida por Politico, subraya las posibles repercusiones que tal medida podría tener en las relaciones internacionales y en la estabilidad del sistema financiero global.
Desde el inicio del conflicto en Ucrania en febrero de 2022, los países occidentales han congelado aproximadamente 300.000 millones de dólares en fondos soberanos rusos. De esta cantidad, alrededor de 213.000 millones están gestionados por Euroclear, una cámara de compensación con sede en Bruselas. Estos fondos congelados han generado miles de millones en intereses, y Euroclear ya ha transferido 1.55 mil millones de euros (1.63 mil millones de dólares) a Kiev en julio pasado.
Advertencias sobre el impacto financiero
En una reciente reunión de líderes de la UE en Bruselas, De Wever enfatizó que la incautación de activos rusos podría conllevar “riesgos sistémicos para todo el sistema financiero global” y podría provocar una respuesta de Moscú. “No vivimos en un mundo de fantasía. Estamos en el mundo real, donde si se le quitan 200.000 millones de euros a alguien, habrá consecuencias”, afirmó el primer ministro belga.
La advertencia de De Wever se produce en un contexto en el que algunos países de la UE, como Francia y España, han estado presionando para confiscar los activos rusos congelados. Estos países buscan utilizar los fondos para fortalecer la defensa de Ucrania y mejorar su posición en futuras negociaciones de paz con Rusia.
El ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu, anunció recientemente que París utilizará los intereses acumulados de los activos rusos congelados en bancos europeos para adquirir armamento para el ejército ucraniano, una medida que ha sido condenada por Moscú. Aunque los ingresos generados por estos fondos ya se están utilizando para respaldar un préstamo de 50.000 millones de dólares para Ucrania proporcionado por el G7, la mayoría de las naciones occidentales se han mostrado reacias a confiscar directamente los activos.
La situación es especialmente delicada para Bélgica, dado que Euroclear tiene una participación significativa en este asunto. El país está preocupado de que la entrega de los fondos a Kiev pueda exponer a Euroclear a reclamaciones legales adicionales por parte de los titulares de activos. Actualmente, Euroclear ya se encuentra inmersa en batallas legales con varias partes, muchas de las cuales han recurrido a los tribunales rusos para impugnar el congelamiento de activos y exigir compensaciones.
El Fondo Monetario Internacional también ha advertido que la confiscación de estos fondos sin un marco legal claro podría erosionar la confianza global en las instituciones financieras occidentales. Por su parte, el Kremlin ha condenado cualquier intento de confiscar activos rusos, calificándolos de “robo” y advirtiendo sobre serias repercusiones legales. Rusia ha insinuado además posibles medidas de represalia contra las inversiones occidentales en el país.