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La evolución sexual: ¿por qué los machos tienen cerebros más pequeños?

In Sin categoría
marzo 22, 2025

La selección sexual ha sido, durante mucho tiempo, un tema central en la biología evolutiva, planteando interrogantes sobre cómo influye en el desarrollo de los genomas de las especies. Un estudio reciente del Milner Center for Evolution ha revelado una conexión significativa entre el dimorfismo sexual en tamaño corporal y los cambios genéticos en mamíferos. Este hallazgo aporta nuevas perspectivas sobre cómo la selección sexual modela la estructura y función del genoma.

La selección sexual, un potente motor evolutivo, actúa a través de la elección de pareja (selección interesexual) y la competencia entre individuos del mismo sexo (selección intrasexual). Con el tiempo, estas presiones constantes moldean la arquitectura del genoma, impulsando la evolución rápida de genes vinculados al éxito reproductivo. Esto puede influir en características como la voz, el tamaño corporal o la coloración de una especie. De hecho, se ha sugerido que tales presiones podrían ser responsables del aumento de altura en los hombres en comparación con las mujeres.

Dimorfismo sexual y evolución genética

El estudio en cuestión analizó grupos de genes relacionados, conocidos como familias de genes, a través de 124 especies de mamíferos, proporcionando evidencia contundente de que el dimorfismo sexual en tamaño está asociado con cambios significativos en el tamaño de estas familias. Específicamente, las especies con un alto dimorfismo sexual presentan una expansión de las familias de genes vinculadas al sentido del olfato, mientras que las familias de genes relacionadas con el desarrollo cerebral tienden a contraerse. Esto sugiere que, en especies con intensa competencia masculina, se prioriza la inversión en características que favorecen el éxito reproductivo, como las señales olfativas para el reconocimiento de pareja, en detrimento del desarrollo cognitivo.

Por el contrario, las especies con bajo dimorfismo sexual muestran una expansión de las familias de genes relacionados con el cerebro. Este patrón sugiere que, en estos mamíferos, la selección natural puede favorecer las habilidades cognitivas y los comportamientos sociales complejos sobre las características impulsadas por la competencia sexual. La existencia de un conflicto sexual, donde la selección actúa en direcciones opuestas en machos y hembras, juega un papel crucial en la evolución del genoma, provocando diferencias sexuales en la expresión de genes compartidos. Esta tensión evolutiva puede llevar a una expresión genética sesgada por sexo, permitiendo que los genes funcionen de manera diferente en machos y hembras.

Los resultados de este estudio destacan la complejidad de la evolución del genoma, subrayando que las características que proporcionan ventajas reproductivas no siempre coinciden con aquellas que mejoran la supervivencia. Este juego de dar y recibir entre la selección sexual y otras presiones evolutivas resalta la diversidad entre las especies a lo largo del tiempo. A medida que se profundiza en los cambios genéticos asociados al dimorfismo sexual, se abren nuevas vías de investigación que podrían ayudar a responder preguntas fundamentales sobre cómo la evolución da forma a la biodiversidad a nivel genético.

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