El primer ministro libanés, Nawaf Salam, ha expresado su preocupación por los recientes ataques aéreos israelíes, advirtiendo que podrían arrastrar a Líbano hacia una “nueva guerra”. En un comunicado publicado en su sitio web oficial, Salam destacó los riesgos de las operaciones militares renovadas en la frontera sur, que podrían acarrear graves consecuencias para el país y su población.
Salam hizo un llamado a la comunidad internacional, instando a las Naciones Unidas a presionar a Israel para que se retire de Líbano, advirtiendo que las hostilidades continuas amenazan la tregua vigente. Este conflicto se ha intensificado tras los ataques aéreos israelíes que han golpeado localidades como Tiro, Zibqin y Qlaileh, en respuesta a disparos de cohetes desde el norte de la frontera, que según Jerusalén, fueron lanzados por Hezbollah.
Escalada del conflicto y respuesta israelí
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado que él y el ministro de Defensa, Israel Katz, han ordenado a las fuerzas armadas actuar con firmeza contra “decenas de objetivos terroristas en Líbano”. Netanyahu subrayó que el gobierno libanés es responsable de “todo lo que ocurre en su territorio”. Por su parte, Hezbollah ha negado cualquier implicación en los ataques, calificando las acusaciones de pretexto para una mayor agresión.
Según el Ministerio de Salud de Líbano, los recientes bombardeos han dejado un saldo de un muerto en Tiro y cuatro heridos en Qlaileh. Anteriormente, ataques en Touline causaron la muerte de cinco personas, incluidos dos niños, y dejaron a once más heridas. La escalada de violencia se inició cuando Hezbollah abrió fuego contra posiciones israelíes en apoyo a Gaza, en respuesta a la ofensiva militar de Israel tras el ataque de Hamas el 7 de octubre, que resultó en la muerte de 1,200 personas y 250 secuestrados.
Los enfrentamientos transfronterizos han evolucionado hacia una ofensiva israelí a gran escala, que ha resultado en la muerte de figuras destacadas de Hezbollah, la destrucción de arsenales de armas y un elevado número de bajas civiles. Desde noviembre, un alto el fuego ha estado en vigor bajo un acuerdo mediado por Estados Unidos, que exige a ambas partes cesar las operaciones militares a lo largo de la frontera.
Andrea Tenenti, portavoz de la fuerza de paz de la ONU en Líbano, ha calificado la situación de “muy preocupante” y ha instado a “máxima moderación”. Tenenti ha indicado que se están llevando a cabo intensas negociaciones para evitar cualquier escalada del conflicto y de la tensión, algo que nadie desea ver tras 16 meses de conflicto en la región.
