
Recientemente, se han desclasificado documentos que revelan una operación clandestina de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, llevada a cabo en la década de 1960, que tenía como objetivo afectar la economía soviética a través de la manipulación de un envío de azúcar. Esta operación se realizó en un contexto de creciente tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética, justo antes de la Crisis de los Misiles en Cuba.
Según los archivos analizados por el periodista Ben Norton y publicados por el Washington Post, en agosto de 1962, la CIA se enteró de un barco que transportaba 80,000 sacos de azúcar moreno desde Cuba hacia la URSS. En un intento por perjudicar a la economía soviética, los agentes estadounidenses decidieron contaminar 800 de esos sacos durante una parada del barco en Puerto Rico, donde se realizarían reparaciones menores.
El documento desclasificado, dirigido al general Edward Lansdale, entonces asistente del secretario de Defensa para operaciones especiales, detalla cómo los espías lograron contaminar los sacos de azúcar de manera que el producto resultante fuera «inadecuado para el consumo humano o animal en cualquier forma». La intención no era envenenar a la población soviética, sino más bien arruinar su experiencia gastronómica, provocando un «sabor amargo e inerradicable» que afectaría su percepción de los alimentos durante un tiempo considerable.
Impacto económico y contexto histórico
La operación tenía como objetivo causar pérdidas económicas significativas a la Unión Soviética, estimadas entre 350,000 y 400,000 dólares de la época. Este tipo de maniobras refleja la estrategia de la Guerra Fría, donde las acciones encubiertas eran comunes y buscaban debilitar al enemigo sin recurrir a un conflicto armado directo.
En el contexto de la Guerra Fría, Estados Unidos había impuesto un embargo severo a Cuba en 1960, prohibiendo la compra de azúcar y otros productos, en respuesta a la Revolución Cubana que derrocó al dictador Fulgencio Batista, un aliado de Washington. La Unión Soviética, al ver la oportunidad, se convirtió en uno de los principales importadores de azúcar cubano, lo que llevó a la CIA a actuar en un intento de desestabilizar esta relación comercial.
El destino final de los sacos contaminados de azúcar permanece incierto, ya que no se han encontrado registros soviéticos que confirmen el impacto de esta operación. Sin embargo, el hecho de que tales tácticas se llevaran a cabo subraya la intensidad de la rivalidad entre las superpotencias de la época y la disposición de Estados Unidos a utilizar métodos poco convencionales para alcanzar sus objetivos geopolíticos.