
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha expresado su profunda preocupación por la reciente aprobación en Hungría de una ley que prohíbe los eventos del orgullo LGBTQ. Esta legislación, defendida por el primer ministro Viktor Orban, se justifica bajo el argumento de proteger a los menores de influencias consideradas perjudiciales.
El pasado martes, el parlamento húngaro aprobó esta ley con un amplio respaldo, obteniendo 136 votos a favor y 27 en contra, en un procedimiento acelerado. La normativa no solo prohíbe los eventos del orgullo, sino que también otorga a las autoridades la capacidad de utilizar tecnología de reconocimiento facial para identificar a los participantes y aplicarles multas de hasta 500 dólares. Los ingresos generados por estas sanciones se destinarán a políticas de protección infantil.
La medida modifica las regulaciones de asamblea del país, prohibiendo eventos que infrinjan las leyes de protección infantil de Hungría, que ya prohíben la representación de la homosexualidad ante menores. Esta decisión ha desencadenado protestas en Budapest, donde algunos legisladores de la oposición utilizaron bombas de humo en el hemiciclo como forma de protesta.
Reacciones internacionales y críticas a la legislación
En un comunicado emitido el viernes, la portavoz de la ONU para los Derechos Humanos, Liz Throssell, criticó la nueva ley, afirmando que resulta en restricciones arbitrarias y discriminatorias sobre los derechos de las personas LGBTIQ+ en cuanto a la libertad de expresión, la reunión pacífica y la privacidad. Throssell también condenó las medidas de vigilancia, subrayando que deben limitarse a lo estrictamente necesario y no aplicarse de manera discriminatoria.
El alto comisionado de derechos humanos de la ONU, Volker Turk, instó a las autoridades húngaras a derogar la ley y a combatir lo que él calificó como «altos niveles de intolerancia, discriminación, acoso y hostigamiento relacionados con la orientación sexual».
Por su parte, Orban, conocido por su postura crítica hacia las políticas «woke», defendió la nueva legislación, insistiendo en que «la red internacional de género debe dejar a nuestros niños en paz». Acusó a las autoridades de la Unión Europea y a la administración estadounidense anterior de intentar imponer sus agendas perjudiciales, pero afirmó que, tras la elección del presidente Donald Trump, «los vientos han cambiado a nuestro favor».
En un mensaje publicado en la red social X, Orban declaró: «Finalmente tenemos el espacio para actuar y proteger a nuestros niños. No más re-educación, no más compromisos. Nuestros niños son lo primero, y lucharemos por defender su futuro».