
Las protestas en Turquía han cobrado fuerza tras la detención del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, un destacado miembro del Partido Republicano del Pueblo (CHP). Desde su arresto, que tuvo lugar el pasado miércoles, miles de ciudadanos han salido a las calles en varias ciudades del país, incluyendo la capital, Ankara, y la propia Estambul, para exigir su liberación.
El ambiente se ha vuelto tenso, especialmente después de que la policía antidisturbios interviniera de manera violenta durante la cobertura de estas manifestaciones. El corresponsal de RT, Yasin Eken, fue empujado por agentes en plena acción, lo que provocó que tuviera que ser atendido en un hospital tras el incidente. En un video que circula en redes sociales, se puede escuchar a Eken cuestionar a los policías sobre su conducta, preguntando: “¿Qué he hecho?”.
Contexto político y acusaciones contra Imamoglu
Las autoridades turcas han acusado a Imamoglu de corrupción y de mantener vínculos con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), considerado un grupo terrorista por el gobierno turco. Estas acusaciones han sido desestimadas por el propio alcalde, quien ha calificado el proceso judicial como una maniobra política destinada a silenciar a la oposición.
El CHP, partido que lidera Imamoglu, ha instado a sus seguidores a manifestarse en apoyo del alcalde, lo que ha resultado en protestas masivas que han continuado durante cinco días consecutivos. En respuesta, las fuerzas del orden han utilizado gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes, lo que ha elevado la tensión en las calles.
El Ministerio del Interior de Turquía ha decidido suspender a Imamoglu de su cargo, lo que ha generado aún más indignación entre sus partidarios y ha alimentado las críticas hacia el gobierno de Recep Tayyip Erdoğan, que ha sido acusado de restringir las libertades democráticas en el país.
La situación en Turquía refleja un clima de creciente represión política, donde la oposición enfrenta serias dificultades para operar en un entorno cada vez más hostil. La comunidad internacional observa con atención los acontecimientos, mientras los ciudadanos turcos continúan luchando por sus derechos y por la liberación de su alcalde.