
Hace diez años, un grupo de astrónomos de diversas instituciones, entre ellas la NASA y el Instituto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), inició un ambicioso proyecto para mapear el cinturón de asteroides. Su estrategia consistió en rastrear meteoritos que ingresaban en la atmósfera terrestre, dejando a su paso un rastro luminoso. Para llevar a cabo esta tarea, establecieron una red de cámaras de vigilancia en todo el mundo, denominada Global Fireball Observatory, que ha permitido recoger valiosos datos sobre la procedencia de estos cuerpos celestes.
El fundador del proyecto, Peter Jenniskens, del Instituto SETI y del Centro de Investigación Ames de la NASA, describió el esfuerzo como «una historia de detective que ha durado una década, donde cada caída de meteorito registrada proporciona nuevas pistas». Gracias a esta investigación, los científicos han logrado esbozar un mapa geológico del cinturón de asteroides, que alberga más de un millón de asteroides en una vasta región entre las órbitas de Marte y Júpiter. La formación de este cinturón se remonta a hace unos 4.5 mil millones de años, coincidiendo con la creación de los planetas del sistema solar.
Meteoritos: fragmentos del pasado cósmico
Los meteoritos son rocas provenientes del espacio que logran sobrevivir a su paso por la atmósfera terrestre y alcanzar el suelo. Aunque a menudo son vistos como simples destellos en el cielo, estos fragmentos son algunos de los materiales más antiguos de nuestro sistema solar y provienen principalmente del cinturón de asteroides. En el marco del estudio, los investigadores han rastreado la trayectoria de 75 meteoritos, descubriendo que los meteoritos de tipo H, que son ricos en hierro, se originan en un campo de escombros llamado Koronis, ubicado en la parte más baja del cinturón principal. Este tipo de meteoritos es especialmente valioso para comprender la historia del sistema solar, ya que han experimentado muy pocas interacciones químicas desde su formación.
Los hallazgos del equipo, que fueron publicados recientemente en la revista Meteoritics & Planetary Science, revelan patrones en las órbitas de diferentes tipos de meteoritos. Por ejemplo, algunos meteoritos de tipo H provienen de la familia de asteroides Nele, mientras que otros tienen una antigüedad de aproximadamente 35 millones de años y se relacionan con la familia de asteroides Massalia. Este trabajo no solo aporta un mapa más detallado del cinturón de asteroides, sino que también abre la puerta a futuros descubrimientos a medida que se registren más caídas de meteoritos, permitiendo a la comunidad científica seguir desentrañando los misterios del cosmos.