
El impacto del cambio climático en el ciclo del agua
El cambio climático está provocando un aumento en la frecuencia y la intensidad de fenómenos climáticos extremos en todo el mundo. Sequías prolongadas, incendios forestales y escasez de agua se han vuelto más comunes, al igual que las lluvias torrenciales que desbordan embalses y causan inundaciones devastadoras. Este fenómeno está intrínsecamente relacionado con el aumento de las temperaturas globales, que intensifican tanto la sequía como la precipitación extrema, generando un impacto significativo en las comunidades y el medio ambiente.
El ciclo del agua, que es el proceso mediante el cual el agua se mueve entre la superficie terrestre y la atmósfera, se está acelerando debido al calentamiento global. A medida que las temperaturas aumentan, la atmósfera se vuelve capaz de retener un 7% más de vapor de agua por cada grado Celsius adicional. Esto significa que, mientras que algunas regiones experimentan sequías más largas y severas, cuando finalmente llueve, las precipitaciones son a menudo intensas y destructivas. Este fenómeno se observa, por ejemplo, en California, donde tras un periodo de sequía, las lluvias de 2023 provocaron un crecimiento excesivo de la vegetación que, a su vez, alimentó incendios devastadores.
Los océanos, que absorben la mayor parte del calor adicional del planeta, también juegan un papel crucial en este proceso. El aumento de la temperatura del agua provoca la expansión del agua y el derretimiento del hielo en los polos, lo que eleva el nivel del mar y alimenta huracanes y ciclones más potentes. Estas tormentas pueden descargar grandes cantidades de agua en un corto periodo, como sucedió en 2023 en Libia, donde las lluvias de una única tormenta causaron inundaciones masivas que devastaron la ciudad costera de Derna. Además, el deshielo de la nieve, que es vital para alimentar embalses y suministrar agua, se está viendo afectado, lo que complica aún más la gestión del agua en diversas regiones.