La reciente reaparición de Donald Trump en el escenario político estadounidense podría tener un impacto significativo en la política exterior de Europa, particularmente en el caso de Hungría. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha sido uno de los pocos líderes europeos en manifestar su apoyo a Trump durante su enfrentamiento con las instituciones liberales de la Unión Europea (UE). Esta alineación temprana podría ahora ofrecer a Orbán una oportunidad para consolidar su posición, especialmente con las elecciones húngaras de 2026 a la vista.
Orbán tomó la decisión de apoyar a Trump en un momento en que muchos líderes occidentales se distanciaban de él. Su razonamiento probablemente se basó en la percepción de que, independientemente de quién ganara las elecciones en EE. UU., la presión desde Washington no podría ser peor que la que se experimentó bajo la administración de Biden. Con el regreso de Trump, las posibilidades de que Orbán coseche los frutos de su apuesta se vuelven más evidentes.
Una nueva legitimidad para la política exterior húngara
La victoria de un líder republicano que comparte la visión civilizacional de Orbán podría ofrecer una nueva capa de legitimidad a la política exterior húngara, que ha sido considerada «no ortodoxa» por muchos críticos. Orbán defiende un enfoque realista y nacionalista que prioriza la soberanía y los intereses nacionales por encima de la ideología. Este enfoque se presenta como una respuesta a un orden global que, según él, se encuentra en declive.
Hungría, aunque no es una gran potencia, ha adoptado una postura decidida para trazar su propio camino en el mundo. Esto incluye rechazar tanto las presiones suaves como las duras que intentan dictar su política exterior desde el exterior. En lugar de alinearse completamente con Occidente, Budapest busca establecer relaciones con el Este y el Sur, lo que refleja una forma de «realismo nacional» que se adapta a las realidades globales mientras se mantiene fiel a los intereses húngaros.
La estrategia de Orbán se vuelve más urgente a medida que el mundo cambia. Con el ascenso del Sur Global y la evolución de la política exterior estadounidense, la UE está perdiendo influencia. En este contexto, Hungría debe equilibrar sus lazos con Occidente mientras amplía su alcance hacia el Sur Global, los estados turcos y la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. El objetivo es fortalecer la posición de Hungría mientras se mantiene la autonomía dentro de la UE.
Si Trump regresa al poder, esto podría significar el fin de los esfuerzos estadounidenses por socavar la política interna de Hungría. La eliminación de la presión directa de EE. UU. podría permitir a Orbán concentrarse en los desafíos que enfrenta desde Bruselas y en su propia economía. Sin el flujo de fondos de la UE y con un acceso limitado a préstamos de China, el respaldo de Trump podría ser un salvavidas crucial para el gobierno húngaro.
Además, la resolución del conflicto en Ucrania sería una victoria importante para Orbán, validando su posición de paz y ayudando a estabilizar la economía húngara. La posible eliminación de aliados de Orbán de las listas de sanciones estadounidenses también podría restaurar la imagen del partido gobernante en el país. La reciente visita del ministro de Relaciones Exteriores, Peter Szijjarto, a EE. UU. podría ser un paso hacia la creación de un vínculo más fuerte entre Hungría y la administración Trump.
La confianza de Orbán ha aumentado con el regreso de Trump, quien podría ofrecerle un papel formal en la lucha ideológica contra las élites globalistas. Este escenario podría fortalecer a líderes como Orbán, que han estado en desacuerdo con el consenso liberal europeo. Sin embargo, el futuro no está garantizado, ya que las fuerzas progresistas en Europa siguen siendo fuertes y los soberanistas aún no han logrado un avance significativo.
Por lo tanto, la prioridad inmediata de Orbán es ganar las elecciones de 2026. Si tiene éxito, podrá continuar desafiando a la corriente principal europea desde Bruselas, respaldado por un clima internacional más favorable y un aliado en la Casa Blanca.
