
Cada mañana en Miami, un equipo de investigadores inicia su jornada con café cubano y pastelitos, preparándose para un día de trabajo dedicado al estudio de la evolución en tiempo real. En un pequeño islote de Florida del Sur, conocido como Lizard Island, estos científicos están llevando a cabo una investigación fundamental sobre la selección natural en una comunidad de lagartijas caribeñas, específicamente en cinco especies de anolis. Desde 2015, su objetivo ha sido responder a una de las preguntas más elementales de la biología: ¿cómo impulsa la selección natural la evolución en tiempo real?
El trabajo de campo se desarrolla en un entorno que, si bien es diminuto, está repleto de desafíos. La población de anolis en la isla fluctúa entre 600 y 1.000 individuos, y cada año, durante la temporada de reproducción, el equipo captura, estudia y libera a todos los adultos. Las hembras ponen un solo huevo cada siete a diez días, lo que resulta en un nuevo ciclo de vida que culmina en octubre. Las condiciones del hábitat, combinadas con la competencia y los depredadores, crean un escenario dinámico donde los rasgos físicos y comportamentales de los anolis pueden determinar su éxito reproductivo y, por ende, la dirección de su evolución.
El equipo utiliza métodos innovadores, como varas de pesca modificadas, para capturar a las lagartijas sin dañarlas. Cada individuo es marcado con un código único, lo que permite su seguimiento en futuras investigaciones. A través de una serie de pruebas, que incluyen análisis de su estructura ósea y rendimiento físico, los investigadores buscan establecer correlaciones entre las características físicas de las lagartijas y su capacidad para sobrevivir y reproducirse. Este enfoque proporciona una visión detallada de la evolución en acción, revelando cómo las condiciones ambientales y las interacciones entre especies pueden alterar las ventajas adaptativas en el tiempo, lo que representa un enfoque contemporáneo y directo a los conceptos que Charles Darwin teorizó hace más de un siglo.