
El impacto de los microplásticos en el chicle: un nuevo estudio revela preocupaciones sobre la salud
Un reciente estudio ha puesto de manifiesto que el chicle, un producto muy consumido en todo el mundo, puede ser una fuente significativa de microplásticos. Según la investigación, masticar solo una pieza de chicle puede liberar cientos a miles de microplásticos en la saliva. Este hallazgo ha despertado la atención de la comunidad científica y se presentará en la reunión bianual de la Sociedad Americana de Química en San Diego, donde los autores del estudio esperan que su informe sea publicado en una revista especializada más adelante este año.
El Dr. Sanjay Mohanty, autor principal del estudio y profesor asociado en la Universidad de California, Los Ángeles, ha destacado que el objetivo de la investigación no es alarmar a la población. Asegura que aún no se sabe si los microplásticos son perjudiciales para la salud humana, dado que no se han realizado ensayos clínicos al respecto. Sin embargo, enfatiza que la exposición a plásticos en nuestra vida diaria es un hecho, lo que justifica la necesidad de investigar las posibles fuentes de ingesta de microplásticos.
Los microplásticos son fragmentos de polímeros que varían en tamaño, y los más pequeños, conocidos como nanoplásticos, son aún más difíciles de detectar. En el estudio, se analizaron diez tipos de chicles disponibles en el mercado estadounidense, tanto sintéticos como naturales. Los resultados revelaron que, en promedio, un gramo de chicle puede liberar alrededor de 100 microplásticos, y algunas muestras alcanzaron hasta 637 microplásticos por gramo. Curiosamente, la diferencia en la cantidad de microplásticos entre los chicles sintéticos y los naturales fue mínima, lo que sugiere que ambos tipos pueden contribuir de manera similar a la exposición de los consumidores a estos contaminantes.