
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Arizona ha arrojado nueva luz sobre los mecanismos de reparación de tejidos tras la muerte celular. Publicado en eLife, este trabajo se centra en la regeneración de los discos imaginarios de alas en las moscas de la fruta, Drosophila melanogaster, y presenta descubrimientos fundamentales sobre cómo las células necróticas, aquellas que mueren de forma prematura debido a lesiones o enfermedades, pueden influir en la regeneración de tejidos.
La necrosis, a diferencia de la apoptosis (muerte celular programada), implica la ruptura de la membrana celular y la liberación de contenido celular al organismo, lo que genera una respuesta inflamatoria significativa. Dado que los tratamientos actuales para la necrosis suelen ser invasivos y poco efectivos, comprender su impacto en los tejidos circundantes es esencial para desarrollar mejores métodos de tratamiento.
Mecanismos de señalización y regeneración
El autor principal del estudio, Robin Harris, señala que “poco se conoce sobre la necrosis y cómo afecta a los tejidos sanos durante la curación de heridas, un aspecto crucial al desarrollar técnicas de tratamiento eficaces”. A través de su investigación, el equipo ha establecido un modelo para estudiar la regeneración inducida por necrosis, donde se observó que las células situadas a distancia del sitio de la lesión son las que envían señales para aumentar la actividad de las caspasas, enzimas clave en la muerte celular regulada.
Este proceso, denominado Apoptosis Inducida por Necrosis (NiA), es esencial para la regeneración. Los investigadores encontraron que la necrosis en diferentes áreas del disco de alas puede liberar moléculas conocidas como patrones moleculares asociados a daños (DAMPs), que a su vez desencadenan la reparación del tejido. Sin embargo, NiA se limita a la parte del disco donde ocurre la necrosis local, aunque puede inducirse en otras áreas si múltiples regiones sufren necrosis.
Las observaciones del equipo mostraron que la proliferación celular, impulsada por la señalización de NiA, aumenta significativamente 36 y 48 horas tras la lesión, un proceso que se mantiene incluso hasta que la regeneración del tejido se completa. Esto contrasta con la rápida eliminación de células apoptóticas, lo que sugiere que las células NiA tienen un papel persistente en la regeneración.
El estudio identificó una nueva población de células, denominadas Células Positivas a Caspasa Inducidas por Necrosis (NiCP), que son capaces de promover la proliferación y la regeneración a pesar de estar expuestas a la activación de caspasas. Se evidenció que la caspasa Dronc tiene un papel crucial en este proceso, aunque su función en la respuesta a la necrosis parece operar a través de un mecanismo distinto al de la apoptosis.
Estos hallazgos sugieren que la necrosis no solo es un evento destructivo, sino que puede ser parte de un proceso regulador que facilite la reparación del tejido. Los investigadores subrayan la necesidad de explorar más a fondo estos fenómenos para entender cómo pueden contribuir a la regeneración de tejidos tras necrosis y, potencialmente, a mejorar los tratamientos para heridas necrosadas.