El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ha alcanzado un nivel récord de apoyo en las encuestas, según un sondeo realizado por el Instituto para Nuevas Respuestas Sociales (INSA), uno de los más relevantes en el país. La última encuesta, publicada el pasado martes, muestra que el AfD cuenta con un 23.5% de apoyo, situándose a solo 3.5% del bloque conservador más importante de Alemania, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su partido hermano, la Unión Social Cristiana (CSU), que ha obtenido un 27% de respaldo.
Este aumento en la popularidad del AfD, que ha crecido casi tres puntos desde las elecciones generales del 23 de febrero, marca un hito en la trayectoria del partido, según Hermann Binkert, director de INSA. «Este es el valor más alto jamás medido para el AfD en la tendencia de opinión de INSA», declaró a la prensa.
Contexto Político y Electoral
El sondeo incluyó a 2,004 encuestados de diversos grupos sociales en Alemania. A pesar de que el AfD ha visto un incremento en su apoyo, otros partidos mantienen márgenes más amplios de apoyo potencial. Según las estimaciones de INSA, la CDU/CSU podría alcanzar hasta un 42% y el Partido Socialdemócrata (SPD) podría llegar a un 39.5% en apoyo público.
En las elecciones parlamentarias del mes pasado, la CDU/CSU se posicionó como la fuerza más fuerte con un 28.5% de los votos, aunque no logró obtener una mayoría absoluta. Actualmente, se encuentra en negociaciones de coalición con el SPD, que sufrió una derrota histórica al obtener solo un 16.4% de los votos. Si ambas fuerzas logran formar una coalición, tendrían 328 escaños en el Bundestag, superando cómodamente el umbral de 316 escaños necesario para la mayoría.
El AfD, por su parte, logró un sólido segundo lugar en las elecciones con un 20.8% de los votos, lo que representa un aumento significativo respecto al 10.4% obtenido en 2021. Sin embargo, a pesar de este avance, el partido sigue siendo objeto de ostracismo por parte de las principales fuerzas políticas, que se niegan a colaborar con él, y es frecuentemente etiquetado como ‘ultraderechista’ por funcionarios y medios de comunicación.
