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La necesidad de honestidad en la lucha contra la crisis ambiental

In Sin categoría
marzo 26, 2025

El colapso climático se erige como una de las mayores amenazas para la vida tal y como la conocemos. Sin embargo, este fenómeno es solo un componente de una crisis ambiental más amplia que abarca la pérdida de biodiversidad, la energía y la contaminación, la seguridad alimentaria, el crecimiento poblacional y los brotes de enfermedades. Esta realidad puede resultar abrumadora y generar un sentimiento de impotencia, especialmente al observar que las emisiones globales alcanzan niveles históricos, a pesar de tres décadas de cumbres climáticas organizadas por la ONU.

La buena noticia es que, a pesar de nuestros fracasos hasta la fecha, existe la posibilidad de mejorar. La cuestión no radica en la falta de tecnología. Para encontrar el punto de máxima influencia que cada uno de nosotros puede tener, es necesario profundizar en las razones detrás de nuestra frustrante falta de progreso.

La necesidad de honestidad en la toma de decisiones

En mi reciente libro, «Un Clima de Verdad», sostengo que la sociedad debe volverse radicalmente más honesta en política, medios de comunicación y negocios. Las peores fallas en nuestros intentos de abordar los problemas ambientales y sociales del mundo tienen su raíz en la deshonestidad. Al exigir responsabilidad, promover la transparencia y desenmascarar el lavado verde, podemos comenzar a crear las condiciones necesarias para que la toma de decisiones y acciones de calidad que tanto necesitamos sean finalmente posibles.

La deshonestidad no se limita a las mentiras evidentes; estas son solo la punta del iceberg. También son peligrosas las técnicas sutiles, las desviaciones de atención, la selección sesgada de evidencia, el uso de lagunas legales y la falta de contundencia al señalar a colegas engañosos. La mezcla de hechos y ficción, diseñada para persuadir, ha sido perfeccionada durante décadas por intereses corporativos, ejecutivos publicitarios, magnates de los medios y políticos que buscan beneficios financieros, estatus social o poder.

En Occidente, muchos han dejado de exigir este estándar básico a sus líderes. Hemos permitido que se propague una narrativa falsa, promovida por los más deshonestos, que sostiene que las mentiras son una parte normal e inevitable de la vida cotidiana. Las consecuencias de nuestro experimento post-verdad están comenzando a manifestarse, y lamentablemente, aún nos esperan muchas más.

Es momento de no solo reiniciar la honestidad, sino de elevar el listón más allá de cualquier estándar conocido por la comunidad global. La razón para exigir un estándar más alto que nunca es clara: la deshonestidad entorpece cualquier proceso de toma de decisiones, y nuestra compleja y urgente crisis polivalente demanda la mejor calidad y sabiduría en la toma de decisiones.

¿Cómo podemos lograr una cultura de honestidad básica en un contexto donde la complejidad facilita la deshonestidad? La respuesta radica en establecer un costo suficientemente alto por ser atrapado en la mentira. Debemos tratar la desinformación intencionada como una forma de abuso. Un solo incidente que revele que un político no vela por nuestros intereses es suficiente para cuestionar su idoneidad para el cargo; aunque tal vez tengamos que votar por el político menos insatisfactorio para, poco a poco, elevar el estándar. Lo mismo se aplica a empresas y medios de comunicación, y esto es algo que podemos exigir colectivamente.

El punto de partida es formular las preguntas más cuidadosas y exigentes. Debemos examinar la trayectoria de las personas, así como la propiedad y el historial de los imperios mediáticos y las empresas. Es fundamental optar, en la medida de lo posible, por las alternativas más honestas. Esto se puede lograr desmarcándonos de políticos incompetentes, restando apoyo a los medios de mala calidad, respaldando a los mejores medios que encontremos y gastando nuestro dinero en empresas que actúan con integridad en pro de un mundo mejor. Además, debemos desafiar a quienes nos rodean que no son tan exigentes y fomentar conversaciones con amigos, familiares y colegas para alentar la búsqueda de un liderazgo más veraz.

Estas acciones son sencillas, pero vitales, ya que no podemos comenzar a avanzar sin elevar este estándar. Independientemente del aspecto del cambio ambiental o social que más nos preocupe, este es nuestro punto de máxima influencia y nuestra vía hacia una mayor capacidad de acción.

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Diario obrero y republicano fundado el 14 de Abril de 2006.