
Recientemente, un grupo de ejecutivos del sector energético en Estados Unidos ha expresado su preocupación por las políticas implementadas por la administración de Donald Trump. Según una encuesta realizada por el Banco de la Reserva Federal de Dallas, los líderes de la industria del petróleo han señalado que las tarifas impuestas y el mantra «drill, baby, drill» han generado un clima de incertidumbre que está afectando las inversiones en el sector.
Los ejecutivos, que optaron por permanecer en el anonimato, han criticado abiertamente la falta de dirección en las políticas tarifarias, argumentando que esta situación ha dificultado la planificación de futuros proyectos. Un ejecutivo señaló que «el caos de la administración es un desastre para los mercados de materias primas», resaltando que la estrategia de perforación indiscriminada resulta ser más un mito que una solución efectiva.
Impacto de las Tarifas y la Inestabilidad del Mercado
Las tarifas sobre el acero impuestas por Trump han incrementado los costos operativos, haciendo que la proyección de gastos para proyectos futuros sea extremadamente complicada. «La incertidumbre ha aumentado drásticamente en el último trimestre», comentó otro ejecutivo, mencionando que los planes de desarrollo se ven obstaculizados por la inestabilidad en los productos basados en acero.
Además, las declaraciones de asesores de la Casa Blanca, como Peter Navarro, sugiriendo que el objetivo de reducir los precios del petróleo a 50 dólares por barril para combatir la inflación, han sido objeto de críticas. Un ejecutivo advirtió que «la amenaza de precios bajos del petróleo ha llevado a nuestra firma a reducir sus gastos de capital para 2025 y 2026». Esta situación podría resultar en una disminución de la producción de petróleo en Estados Unidos, tal como ocurrió durante la pandemia de COVID-19, lo que plantea serias dudas sobre la viabilidad de la estrategia «drill, baby, drill».
Es interesante notar que, a pesar de este descontento expresado en la encuesta, los comentarios públicos de las grandes compañías petroleras durante una reciente conferencia energética en Houston fueron mucho más conciliadores. En este evento, muchos ejecutivos elogiaron al equipo energético de Trump y acogieron con agrado el enfoque de la administración en aumentar los arrendamientos y reducir la burocracia en los permisos.
Este contraste entre las críticas en privado y el apoyo público refleja las complejidades del sector energético en un contexto donde las políticas gubernamentales juegan un papel crucial. La situación actual ofrece una visión intrigante sobre cómo las decisiones políticas pueden impactar no solo el mercado local, sino también la estabilidad a largo plazo de la industria energética en el país.