
En la actualidad, se observa un creciente interés por parte de los padres en redescubrir programas infantiles que, aunque fueron emitidos en los años 90 y principios de los 2000, están volviendo a ganar popularidad. Series como Little Bear, Arthur y Clifford, el gran perro rojo están siendo recomendadas por muchos padres en redes sociales como una alternativa a los éxitos contemporáneos como CoComelon y Paw Patrol.
Con la búsqueda de opciones que ofrezcan una experiencia de visualización más tranquila y familiar, algunos padres están optando por lo que se ha denominado «televisión suave». Este tipo de programación se caracteriza por un ritmo más pausado, sonidos más calmados y colores menos saturados en comparación con los programas más recientes, que a menudo presentan un ritmo frenético y una estética visual más estridente.
Michael Hirsh, creador de series como Little Bear y Franklin, señala que en la última década muchas series para preescolares han adoptado un enfoque más agresivo y acelerado. Según Hirsh, existe una necesidad de que los padres encuentren programas que sean “suaves y calmantes” en un entorno mediático que puede resultar abrumador para los más pequeños.
Morgan Eriquezzo, logopeda y madre de dos hijos, ha notado cambios significativos en el comportamiento de su hija de cinco años tras limitar el tiempo frente a la pantalla y evaluar el contenido de los programas que ve. Eriquezzo destaca que la programación altamente estimulante, como CoComelon, puede provocar sobreestimulación y una serie de reacciones emocionales en los niños. En contraste, al cambiar a programas que permiten un tiempo de atención más prolongado, ha observado mejoras sustanciales en el comportamiento y la comunicación de su hija.
La Academia Americana de Pediatría recomienda un máximo de una hora de tiempo frente a la pantalla al día para niños de entre 2 y 5 años, enfatizando la importancia de la «calidad» sobre la «cantidad» en el contenido consumido. Según Hirsh, los elementos que definen la suavidad de un programa incluyen su paleta de colores, elección de música y ritmo narrativo. Por ejemplo, la música de Little Bear está inspirada en compositores clásicos como Schubert, lo que contribuye a su ambiente relajante.
En la experiencia de Eriquezzo, la elección de programas más lentos y menos estimulantes ha transformado el ambiente en su hogar. “El tono de toda la casa es mejor cuando vemos algo más pausado”, afirma. Esta observación se ve respaldada por expertos que sugieren que los programas que ofrecen un enfoque narrativo menos complicado permiten a los niños centrarse en los mensajes y lecciones principales, reduciendo así la carga cognitiva.
Además de los programas clásicos, se están recomendando series modernas que también se alinean con este enfoque, como Bluey y Pocoyo. Sin embargo, la nostalgia juega un papel importante en la elección de ciertos programas por parte de los padres. Eriquezzo menciona que su conexión personal con Clifford, que se emitió originalmente en 1988, influye en su decisión de compartirlo con sus hijos.
Sara DeWitt, vicepresidenta de PBS Kids, destaca que el ritmo es un factor crucial para que los programas sean adecuados y beneficiosos para los niños en edad preescolar. “A veces, un enfoque más lento es lo que realmente logra llegar a los niños”, asegura DeWitt, quien ha recibido comentarios de padres que aprecian que algunos de sus programas ayudan a calmar a sus hijos.
Si bien cada vez más padres están optando por programas de televisión más suaves, Hirsh reconoce que siempre existirá la necesidad de una variedad en la programación que incluya opciones más dinámicas y educativas. “Los niños quieren su azúcar y su caramelo también. Siempre habrá una demanda por algo que sea simplemente divertido”, concluye.