
Durante las declaraciones finales del juicio que se sigue contra Gérard Depardieu, los abogados de las partes demandantes han calificado al célebre actor francés como un «depredador sexual» y «un misógino entre misóginos». Este proceso judicial se lleva a cabo ante un tribunal compuesto por tres jueces, quienes aún no han emitido su veredicto.
Las acusaciones contra Depardieu se centran en una serie de incidentes que habrían tenido lugar en 2018, donde se alega que el actor agredió sexualmente a una joven actriz. El caso ha atraído una considerable atención mediática, no solo por el estatus de Depardieu en el mundo del cine, sino también por la creciente preocupación social en torno a la violencia de género y el abuso sexual en la industria del entretenimiento.
Durante las audiencias, se presentaron testimonios que describen el ambiente de trabajo en el que se desarrollaron los hechos, destacando una cultura que, según los demandantes, favorece comportamientos abusivos y agresivos. Los abogados de la defensa han intentado desacreditar las acusaciones, argumentando que las interacciones entre el actor y la demandante fueron consensuadas.
El juicio se desarrolla en un contexto delicado, en el que el movimiento #MeToo ha cobrado fuerza, poniendo de manifiesto la necesidad de abordar la violencia de género de manera más contundente. La figura de Depardieu, un ícono del cine francés, se convierte así en un símbolo de las tensiones actuales entre la fama y la responsabilidad personal.
El tribunal ha escuchado tanto a la demandante como a varios testigos, quienes han ofrecido sus perspectivas sobre el comportamiento de Depardieu y su impacto en el entorno laboral. A medida que el juicio avanza, la expectativa sobre el veredicto aumenta, reflejando el interés de la sociedad en cómo se abordará este caso en particular y qué implicaciones podría tener para otros casos similares en el futuro.