Recientemente, la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU. (BLS) publicó su informe sobre la inflación, basado en el índice de precios al consumidor (IPC), que ha captado la atención de economistas y ciudadanos por igual. Este informe mensual proporciona información crucial sobre cómo se están modificando los precios de bienes y servicios, tanto a corto como a largo plazo.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC): Definición y Cálculo
El IPC es un indicador elaborado por la BLS que mide el cambio en los precios de una cesta representativa de bienes y servicios adquiridos por los consumidores urbanos. Es quizás la medida de inflación más citada en la economía estadounidense. Cada mes, la BLS publica el IPC, lo que permite determinar si los precios en la economía están en aumento, disminución o permanecen estables. Un aumento continuo en el IPC indica que la economía está experimentando inflación.
Por ejemplo, el informe más reciente, publicado el 12 de marzo, reveló que el IPC aumentó un 0,2% ajustado estacionalmente de enero a febrero de 2025. En términos interanuales, el IPC mostró un incremento del 2,8%. Comparado con el año anterior, este incremento es notablemente más bajo que el 9% registrado en junio de 2022, cuando la inflación alcanzó niveles alarmantes.
La BLS recopila información sobre los precios de bienes y servicios en 75 áreas urbanas de EE. UU., obteniendo datos de aproximadamente 22,000 establecimientos de venta y servicios. En cuanto a la vivienda, se incluyen datos de alquiler recopilados de cerca de 50,000 propietarios o inquilinos. Esta información se utiliza para construir el índice «CPI-U», que representa más del 90% de la población estadounidense.
Implicaciones del IPC en la Economía
El IPC es un indicador fundamental para evaluar el rendimiento y la salud general de la economía. Un alto índice de inflación puede ser resultado de una demanda agregada excesiva, lo cual sugiere que la economía está «sobrecalentada» y podría necesitar un enfriamiento. La inflación también puede ser causada por interrupciones en la oferta de bienes y servicios o por políticas económicas expansivas, como un estímulo fiscal excesivo.
Independientemente de su causa, un alto índice de inflación puede perjudicar a muchas familias, ya que reduce el poder adquisitivo real de los consumidores, especialmente de aquellos cuyos ingresos no crecen al mismo ritmo que los precios. Es importante señalar que la deflación, o la caída persistente de precios, también puede ser dañina para la economía, lo que lleva a la Reserva Federal de EE. UU. a establecer una política monetaria que apunte a una estabilidad de precios con una tasa de inflación objetivo del 2%.
Es crucial que tanto los trabajadores como los inversores permanezcan atentos a las fluctuaciones en el IPC, ya que estas pueden afectar su bienestar económico. Por ejemplo, aquellos cuyos salarios no aumentan en consonancia con la inflación experimentan una disminución en su calidad de vida. Además, el IPC influye en ajustes de ingresos para asistencia gubernamental, tramos impositivos y aumentos salariales, afectando a cientos de millones de estadounidenses.
