Vivimos en la era digital, por lo que nuestros hogares dependen más que nunca de la electricidad. Electrodomésticos, luces inteligentes, equipos de teletrabajo, aerotermia, etc., no pueden funcionar sin esta energía.
En este contexto, la calidad de los suministros eléctricos como los enchufes, los interruptores, magnetotérmicos o incluso un programador electrico es crucial.
Seguridad ante riesgos eléctricos
Dentro de las causas de incendios domésticos, una de las principales tiene que ver con sistemas eléctricos que no pasan por su mejor momento. Cables de cobre en mal estado, enchufes que no están bien aislados o interruptores sobrecargados llegan a generar sobrecalentamientos o hasta cortocircuitos.
Un magnetotérmico de baja calidad puede fallar al detectar una sobrecarga. Eso provocaría un calentamiento excesivo en el circuito, generando un incendio.
Eficiencia energética y sostenibilidad
Nunca hay que ahorrar en los suministros eléctricos, como un telerruptor o un relé, más cuando la diferencia de precio entre los de mala calidad y los de buena calidad no es tanta (en especial si pensamos que una vez que se instalan duran años).
Otra de las razones para decantarse por buenos suministros es la eficiencia, que es muy baja en los componentes de una calidad discreta. En este caso, no es raro que posean una mayor resistencia, perdiendo energía en forma de calor.
La consecuencia es una factura más elevada, lo que no es sostenible a largo plazo ni para el medioambiente (gastamos más energía sin necesidad) ni para nuestro bolsillo.
Durabilidad y reducción de costos a largo plazo
No es extraño que un suministro barato tenga una vida útil muy corta. Por ejemplo, un cable de mala calidad se puede degradar en unos pocos años, mientras que otro hecho con cobre electrolítico estará funcionando durante décadas.
Es cierto que el coste inicial será más elevado, pero eso garantiza que no habrá gastos en mantenimiento o fallos en muchos años. De ese modo, ese sobrecoste es una inversión en tranquilidad que hacemos a largo plazo.
Cumplimiento de normativas y garantías legales
En España las regulaciones alrededor de los componentes eléctricos y de las instalaciones son muy rigurosas. De hecho, todo lo que se utiliza tiene que estar certificado para que la instalación sea legal.
Hay que tener mucho cuidado al poner determinados componentes, como los que se compran en varias páginas chinas muy famosas, ya que si no cumplen con la normativa europea, es posible que el seguro “se lave las manos” si hay un problema como un incendio.
Adaptación a las nuevas tecnologías
Poco a poco, todos estamos introduciendo componentes para hacer nuestras viviendas más inteligentes. Enchufes inteligentes, luces que se controlan desde el móvil, electrodomésticos con aplicaciones, etc.
Todos requieren de un suministro estable y libre de interferencias para funcionar. Así, hay que evitar los componentes de baja calidad, ya que estos llegan a causar fluctuaciones que dañan a los equipos más sensibles.
Además, si la instalación es robusta, esto facilita incorporar todo tipo de tecnologías (persianas inteligentes, toldos que funcionan solos, interruptores de la luz que se manejan con la voz, etc.) sin necesidad de hacer renovaciones constantes en los componentes.
