
El papel de la electricidad en el origen de la vida en la Tierra
Desde hace décadas, los científicos han explorado el fascinante misterio del origen de la vida en nuestro planeta. Aunque la Tierra tiene aproximadamente 4.5 mil millones de años, las evidencias fósiles más antiguas de vida se encuentran en estromatolitos, que datan de hace unos 3.5 mil millones de años. Sin embargo, algunos investigadores sugieren que la vida podría haber surgido incluso antes, en lo que se conoce como sopa primordial, una mezcla de moléculas orgánicas en cuerpos de agua primitivos. Un aspecto intrigante de esta cuestión es el papel que la electricidad pudo haber desempeñado en la aparición de estas moléculas orgánicas.
Investigaciones recientes han revivido una teoría antigua que sugiere que los relámpagos pudieron haber desencadenado reacciones químicas en los océanos primitivos de la Tierra. Un estudio publicado en la revista Science Advances propone que pequeñas descargas eléctricas, denominadas «microluces», generadas entre gotas de agua cargadas, podrían haber sido suficientemente potentes para sintetizar aminoácidos a partir de materiales inorgánicos. Los aminoácidos son la base de las proteínas y, por ende, de la vida misma. Según los investigadores, estos microdescargas podrían haber facilitado la unión de átomos de nitrógeno y carbono, elementos esenciales en la formación de los compuestos orgánicos necesarios para el desarrollo de la vida.
Los experimentos realizados para apoyar esta teoría se basan en trabajos previos de 1953 por los químicos estadounidenses Stanley Miller y Harold Urey, quienes simularon las condiciones de la atmósfera primitiva de la Tierra. En este nuevo estudio, los científicos centraron su atención en la actividad eléctrica a escala microscópica, observando cómo las gotas de agua cargadas interactúan entre sí. Al mezclar gases como amoníaco, dióxido de carbono y metano en un ambiente controlado y exponerlos a esta actividad eléctrica, lograron detectar la formación de moléculas orgánicas, incluyendo aminoácidos y bases nucleotídicas. Aunque los fundamentos físicos de estas reacciones no son nuevos, el hallazgo de que estas pequeñas gotas pueden emitir luz y generar descargas eléctricas añade una nueva dimensión al entendimiento de cómo podrían haberse formado los primeros componentes de la vida en nuestro planeta.