En 2008, la crisis financiera mundial, conocida como la Gran Recesión, empezó a hacerse sentir con fuerza. El estallido de la burbuja inmobiliaria y la quiebra de importantes bancos de inversión como Lehman Brothers y Bear Stearns, junto con el aumento del desempleo y la pobreza, generaron un clima de gran inestabilidad económica. Sin embargo, en medio de este caos, la música pop floreció, con el lanzamiento de pegajosas canciones de dance-pop que dominaron las listas de éxitos y los radios.
El álbum Teenage Dream de Katy Perry, lanzado en 2010, es un claro ejemplo de lo que Joe Bennett, musicólogo forense en el Berklee College of Music, define como el «sonido quintessential del pop de recesión». Otros temas destacados de la época incluyen “Just Dance” de Lady Gaga, “Tik Tok” de Kesha, “I Gotta Feeling” de los Black Eyed Peas y “Party in the U.S.A.” de Miley Cyrus.
En la actualidad, este sonido parece estar experimentando un resurgimiento. El término “pop de recesión” ha cobrado relevancia en la década de 2020 para referirse a esos temas escapistas lanzados entre 2009 y 2012, que surgieron en medio de la crisis crediticia que llevó a la Gran Recesión. Según Bennett, estas canciones son «explícitamente sobre bailar y celebrar», constituyendo una respuesta a la adversidad económica.
Artistas como Kesha y Lady Gaga están lanzando nueva música que rememora las características del pop de recesión. Kesha, con su reciente sencillo “Yippee-Ki-Yay”, refleja su energía festiva original, mientras que Gaga ha sido mencionada por su nuevo álbum Mayhem, que incluye el sencillo “Abracadabra”, evocando las cualidades dance-pop de su álbum debut, The Fame.
No obstante, es complicado determinar si estas canciones fueron creadas como respuesta a la crisis económica. Según Bennett, podría no importar si el contexto de la recesión influyó en su producción. «Podemos afirmar con certeza que en 2010 había grandes éxitos de pop», destaca, resaltando la calidad y el optimismo de la música popular de aquella época.
El carácter escapista de estos temas se manifiesta en su enfoque en la «fenómeno de la pista de baile», donde la música invita a perderse en el ritmo y disfrutar del momento. En canciones como “Party in the U.S.A.” de Cyrus o “Just Dance” de Gaga, los letras transmiten un mensaje de alivio y celebración a pesar de las circunstancias adversas.
La popularidad reciente de la etiqueta «pop de recesión» se puede atribuir a la naturaleza cíclica de la nostalgia. Esta tendencia no necesita estar necesariamente vinculada a una recesión actual, ya que la nostalgia por la música de hace 15 a 20 años puede hacer que las personas reconsideren esos éxitos pasados. Bennett explica que la investigación psicológica sugiere que la nostalgia opera en ciclos, permitiendo que el público redescubra y aprecie la música que una vez disfrutó.
Por otro lado, la musicóloga Paula Harper espera que el resurgimiento del pop de recesión dé visibilidad a una nueva generación de artistas de dance-pop. Ella anticipa que estos temas podrían adoptar matices más nihilistas, reflejando una comprensión más profunda de la incertidumbre y el desasosiego contemporáneo. “No se trata solo de divertirse, sino de reconocer que el mundo puede estar desmoronándose y aún así encontrar un momento para bailar”, señala.
La música pop, en general, cumple una función social al amplificar los buenos recuerdos y momentos de felicidad. Bennett concluye que, al escuchar pop, las personas suelen buscar alegría y distracción, lo que hace que el pop de recesión, con su enfoque en la celebración, resuene poderosamente en tiempos de incertidumbre.
