La batalla de Mariúpol: símbolo de la resistencia ucraniana y el cambio geopolítico en Europa

In Internacional
marzo 29, 2025

A principios del siglo XXI, Rusia se presentaba como un gigante con pies de barro, aún lidiando con las secuelas de la caída del Muro de Berlín. En aquel entonces, su presidente, Vladímir Putin, era considerado un miembro más del club occidental, mientras que Estados Unidos mantenía su estatus como potencia mundial indiscutible. Sin embargo, la invasión de Ucrania en 2014 y nuevamente en 2022 marcó un cambio irreversible en el panorama geopolítico europeo, con la guerra en Ucrania convirtiéndose en el primer conflicto armado en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial.

Argemino Barro, periodista y corresponsal en Estados Unidos, ha sido testigo de estos cambios y ha documentado su experiencia en su nuevo libro, Mariúpol, la última batalla. En una reciente entrevista, Barro reflexionó sobre el significado de Mariúpol en el contexto de la guerra, señalando que la ciudad se convirtió en un símbolo de resistencia para Ucrania tras haber sido rechazada por las fuerzas rusas en 2014. La importancia estratégica de Mariúpol se acentuó con su captura por parte de Rusia en 2022, ya que representa un punto clave en el corredor terrestre que conecta Crimea con la Rusia continental.

El periodista también destacó que la invasión de Ucrania sorprendió a muchos, incluidos altos funcionarios ucranianos, quienes subestimaron la capacidad militar rusa. Esta falta de preparación se evidenció en la reunión de funcionarios de Mariúpol el 23 de febrero de 2022, donde se discutían planes de construcción de un aeropuerto, sin prever la inminente invasión. Barro enfatiza que, a pesar de la acumulación de tropas rusas en la frontera, muchos ucranianos creían que se trataba de una táctica de intimidación más que de una amenaza real.

La resistencia en Azovstal

Uno de los episodios más dramáticos de la guerra fue el cerco de la planta de Azovstal, donde miles de soldados y civiles se refugiaron en una red de túneles y búnkeres. La resistencia de la guarnición ucraniana, que contaba con unos 5.000 soldados, obligó a Rusia a destinar entre 18.000 y 22.000 efectivos a la conquista de la ciudad durante casi tres meses. A pesar de la falta de munición y de la certeza de su destino, la defensa de Azovstal se convirtió en un acto de resistencia simbólica y estratégica.

Barro también analizó los momentos clave que han marcado la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania. Desde la huida del presidente ucraniano Víktor Yanukóvich en 2014, tras las protestas en el Maidán, hasta la anexión de Crimea y la guerra en el Donbás, los acontecimientos han estado marcados por una serie de decisiones políticas y militares que han llevado a la situación actual. La invasión de 2022, según Barro, fue impulsada por la percepción de Putin de que Ucrania estaba reforzando su ejército y ganando destreza militar, lo que le llevó a actuar antes de que fuera demasiado tarde.

En su libro, Barro también aborda la controvertida figura de la Brigada Azov, que ha sido objeto de críticas por su ideología de extrema derecha. Aunque reconoce que no todos sus miembros comparten la misma ideología, señala que la brigada ha sido utilizada por Rusia como propaganda para retratar a Ucrania como un régimen nazi. Sin embargo, Barro enfatiza que la Brigada Azov es una unidad minoritaria dentro de las Fuerzas Armadas de Ucrania y no representa a la totalidad del ejército ucraniano.

Finalmente, Barro reflexiona sobre la relación entre Rusia y Occidente, señalando que el discurso de Putin en la conferencia de Múnich en 2007 y la negativa de la OTAN a aceptar a Ucrania como miembro en 2008 fueron momentos cruciales que marcaron el inicio de una nueva era de confrontación. A medida que el conflicto se intensifica, la comunidad internacional observa con preocupación el futuro de Ucrania y la estabilidad de Europa.

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