
La problemática del plástico en la agricultura de Uganda
En el distrito de Mbale, en Uganda, conocido por su producción de café arábica, un problema medioambiental se ha intensificado: la proliferación de bolsas de plástico, localmente llamadas buveera. Este fenómeno, que ha afectado durante mucho tiempo a la capital, Kampala, ahora se extiende a áreas rurales, contaminando los campos de cultivo. Los agricultores locales han comenzado a expresar su preocupación, especialmente aquellos que son conscientes de los efectos perjudiciales de estas bolsas de plástico en la tierra, como señala Wilson Watira, líder de una junta cultural del pueblo Bamasaba, dedicado al cultivo de café.
A nivel global, el uso de plásticos en la agricultura se ha vuelto un asunto crítico, exacerbado por el cambio climático. A pesar de que el sector agrícola representa solo un pequeño porcentaje del uso total de plásticos, se ha vuelto cada vez más dependiente de estos materiales para proteger los cultivos de condiciones climáticas extremas. Sin embargo, las investigaciones han revelado que los microplásticos pueden alterar los ecosistemas y, eventualmente, ingresar al cuerpo humano, generando inquietudes sobre su impacto en la salud. A pesar de que se están explorando soluciones, los expertos de la industria advierten que es difícil rastrear el destino final de los plásticos y eliminar su presencia por completo, incluso con iniciativas de reciclaje.
La situación se complica aún más con la creciente presión del cambio climático, que obliga a los agricultores a depender de plásticos para proteger sus cultivos. La utilización de plásticos ha aumentado significativamente en las últimas tres décadas, y menos del 10% de estos se reciclan. A medida que los fenómenos meteorológicos extremos se vuelven más frecuentes, se incrementa también la degradación de los plásticos, lo que contribuye a su dispersión en el medio ambiente. En este contexto, iniciativas como el tratado global sobre contaminación por plásticos, que se está negociando actualmente, son cruciales para abordar esta problemática de manera efectiva. Sin embargo, sin un compromiso político firme, la responsabilidad recae en gran medida en las empresas y en los propios agricultores, quienes a menudo carecen de recursos para implementar cambios significativos en sus prácticas agrícolas.