
La reciente tensión en la relación entre Estados Unidos y Canadá ha llevado a un notable descenso en los viajes transfronterizos. Los canadienses, al parecer, están optando por evitar los viajes a Estados Unidos, lo que amenaza con profundizar un déficit de viajes que ya asciende a 50 mil millones de dólares en el país norteamericano. Este cambio de comportamiento se debe a múltiples factores, desde la desfavorable tasa de cambio hasta un clima político en Estados Unidos que ha generado incertidumbre.
Las políticas comerciales del presidente Donald Trump, junto con sus declaraciones públicas sobre la posible anexión de Canadá, han contribuido a un ambiente tenso que muchos canadienses prefieren evitar. Además, las detenciones de personas con visados válidos y los largos tiempos de espera para obtener estos documentos han generado más desconfianza entre los ciudadanos canadienses, lo que les ha llevado a reconsiderar sus planes de viaje.
Impacto en la industria turística estadounidense
La industria turística de Estados Unidos, que representa más de un billón de dólares en gastos directos anuales, se encuentra preocupada por estas tendencias. La Asociación de Viajes de Estados Unidos ha señalado que la percepción de falta de acogida, un ralentización de la economía y preocupaciones de seguridad están afectando la llegada de visitantes internacionales. Esto es particularmente preocupante dado que los turistas son considerados una fuente esencial de ingresos, especialmente aquellos que tienden a gastar más y quedarse por períodos más largos.
El impacto ha sido evidente en las cifras de turismo: en febrero, los vuelos de regreso de canadienses a su país cayeron un 13%, y los viajes por carretera disminuyeron un 23%. Esta disminución ha llevado a las aerolíneas canadienses a cancelar rutas hacia Estados Unidos y a redirigir su atención hacia destinos más populares en el Caribe y México.
La incertidumbre también ha llevado a que países europeos, como Alemania y el Reino Unido, emitan advertencias de viaje para sus ciudadanos que planean visitar Estados Unidos, indicando que las políticas del gobierno de Trump podrían complicar su experiencia en el país. Estas advertencias, basadas en la preocupación por las detenciones y la reciente orden ejecutiva que limita el reconocimiento de identidades de género, podrían desincentivar a los viajeros internacionales, lo que resultaría en pérdidas económicas significativas para el sector turístico estadounidense.
En un contexto donde la percepción internacional de Estados Unidos se ve deteriorada, la respuesta de la administración Trump ha sido minimizar estas preocupaciones. Un portavoz de la Casa Blanca afirmó que «todos quieren venir a América» y que los canadienses «ya no tendrán que soportar las inconveniencias del viaje internacional cuando Canadá se convierta en nuestro 51° estado». Este tipo de declaraciones, aunque optimistas, parecen ignorar las realidades que enfrentan los potenciales viajeros al momento de planificar sus vacaciones.
A medida que el panorama político y económico se complica, queda por ver cómo este déficit de viajes y la reducción en el interés por visitar Estados Unidos impactarán en el futuro de la industria turística estadounidense y en su relación con países aliados como Canadá.