
Recientes investigaciones han revelado que un deslizamiento submarino podría haber interrumpido las comunicaciones en varios países de África Occidental durante varias semanas en marzo de 2024. Esta conclusión se basa en señales hidroacústicas registradas por el sistema internacional de monitoreo nuclear, que sugieren que el evento tuvo lugar en el cañón Trou Sans Fond, frente a la costa de Costa de Marfil.
Los científicos, liderados por Vaibhav Vijay Ingale de la Institución Oceánica Scripps de la Universidad de California en San Diego, utilizaron datos recogidos por hidrófonos instalados por la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (CTBTO). Estos datos permitieron determinar la ubicación del deslizamiento, que coincide con la cronología y el lugar donde se rompieron cuatro cables de comunicación el 14 de marzo de 2024, a unos 107 kilómetros de la ciudad de Abidján.
El descubrimiento de un nuevo método de monitoreo
Ingale destacó la importancia de este descubrimiento, señalando que demuestra el potencial de utilizar datos hidroacústicos existentes para monitorear deslizamientos submarinos de manera más efectiva. «Esto sugiere que podría haber muchos más eventos de este tipo que no estamos detectando, ya sea por falta de infraestructura de monitoreo o porque no hemos estado buscando activamente en los datos hidroacústicos», afirmó.
Los investigadores decidieron buscar señales acústicas relacionadas con el incidente, ya que estas ondas de baja frecuencia pueden indicar diferentes fuentes, como terremotos, erupciones volcánicas o deslizamientos submarinos. En este caso, el análisis de los datos hidroacústicos entre el 6 y el 22 de marzo de 2024 reveló una señal de baja frecuencia el 12 de marzo, justo antes de la ocurrencia de las rupturas de cable.
Esta señal, que duró menos de un minuto y medio, no fue detectada antes ni después de los cortes, lo que llevó a los investigadores a concluir que probablemente provenía de un deslizamiento submarino. Esta es la primera instancia documentada de detección de un deslizamiento submarino utilizando hidrófonos, sin que estuviera asociado a un terremoto o una erupción.
El análisis de los datos hidroacústicos fue complicado debido al ruido ocasionado por sonidos oceánicos, como la vida marina y el tráfico de embarcaciones. Sin embargo, una vez confirmada la presencia de una señal auténtica de deslizamiento, los científicos pudieron calcular su origen, colocándolo en una ubicación coherente con las rupturas de cable y las pendientes pronunciadas del cañón submarino.
Este avance en la detección de deslizamientos submarinos tiene implicaciones significativas para la infraestructura de cable submarino. Ingale sugirió que, si los hidrófonos pueden detectar con fiabilidad señales de deslizamientos, podrían ser utilizados como parte de un sistema de alerta temprana para los operadores de cables, permitiéndoles identificar amenazas y prepararse para interrupciones. Además, este tipo de monitoreo podría llevar a mejores estándares de ingeniería, como el enterramiento más profundo de los cables en áreas propensas a sedimentación o el desvío alrededor de pendientes históricamente inestables.
El análisis de datos hidroacústicos también podría ayudar en la determinación de las causas de las rupturas de cables, facilitando el análisis forense, las reclamaciones de seguros y la comprensión de riesgos más amplios para la infraestructura submarina.