
La ciencia avanza a pasos agigantados, y en las últimas semanas han emergido descubrimientos que no solo enriquecen nuestra comprensión del universo, sino que también desafían las expectativas sobre fenómenos naturales. Recientemente, un equipo internacional de investigadores ha logrado captar los ecos de un universo joven a través de la imagen más precisa del fondo cósmico de microondas, mientras que otros científicos analizan las causas de un enfriamiento inesperado en el Océano Austral.
El Enfriamiento del Océano Austral
Tradicionalmente, los modelos climáticos han pronosticado un calentamiento en el Océano Austral, pero un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Stanford ha identificado un enfriamiento progresivo durante los últimos 40 años. Este fenómeno había sido un enigma para la comunidad científica, ya que los modelos no lograron considerar adecuadamente las cantidades de agua de deshielo y subestimaron la precipitación en la región.
Los investigadores han observado que el aumento de las temperaturas provoca el deshielo de la capa de hielo de la Antártida, lo que resulta en una mayor cantidad de precipitación. Este agua dulce, que se infiltra en la superficie del océano, reduce la salinidad y, por ende, la densidad del agua. Este proceso crea lo que los científicos describen como una «tapa» que impide la mezcla de aguas más cálidas del fondo con las más frías de la superficie. Earle Wilson, profesor asistente de Ciencias del Sistema Terrestre en Stanford, ha señalado que la ubicación de la precipitación es clave: la influencia del agua dulce en la región costera es mayor que en áreas más alejadas.
Nuevas Imágenes del Universo Primitivo
En otro ámbito, un equipo de científicos ha conseguido una proeza significativa al producir la imagen más nítida del fondo cósmico de microondas, datada en 12.9 mil millones de años. Este avance se ha logrado mediante el uso del Telescopio de Cosmología de Atacama y ha permitido determinar con mayor precisión la edad del universo, que se estima en 13.8 mil millones de años. Esta nueva medición refuerza uno de los dilemas en la física conocido como la «tensión de Hubble», que se refiere a la discrepancia entre las tasas de expansión del universo calculadas a partir de diferentes métodos.
Las mediciones del fondo cósmico de microondas han consistentemente indicado una tasa de expansión de entre 67 y 68 kilómetros por segundo por megapársec, mientras que las observaciones de galaxias cercanas sugieren una tasa de 73 a 74 km/s/Mpc. La más reciente observación confirma la tasa inferior, lo que proporciona un nuevo enfoque para comprender la evolución del cosmos. La profesora Erminia Calabrese, directora de investigación en la Universidad de Cardiff, ha destacado que estas observaciones han permitido medir que el universo observable se extiende casi 50 mil millones de años luz en todas las direcciones y contiene una masa equivalente a 1,900 «zetta-soles».
Estos avances resaltan no solo la curiosidad intelectual del ser humano, sino también la necesidad de cuestionar y revisar nuestras teorías a la luz de nuevas evidencias. La ciencia, en su esencia, es un esfuerzo colectivo en constante evolución, y cada hallazgo nos acerca un poco más a desentrañar los misterios de nuestro universo.