
Charlar con el indigenista brasileño Sydney Possuelo es una experiencia que deja huella. A sus 85 años, este hombre de apariencia juvenil y vitalidad desbordante ha dedicado su vida a la selva del Amazonas y a sus habitantes, en especial a las tribus indígenas que han permanecido aisladas del contacto con el mundo occidental. Durante las décadas de 1970 y 1980, Possuelo estableció siete contactos con grupos indígenas remotos, una labor que ha marcado su trayectoria y su pensamiento.
Sin embargo, con el tiempo, Possuelo comprendió que la intervención en la vida de estos pueblos, que viven en libertad y en un entorno hostil, no siempre es beneficiosa. Los intentos de integración a la vida urbana a menudo resultaban en desilusión y tristeza para los indígenas, quienes regresaban a sus comunidades “encorvados” y desanimados. Así, su enfoque cambió hacia la promoción de la creación de reservas naturales donde estas comunidades pudieran vivir sin la amenaza de la explotación por parte de garimpeiros (buscadores de oro), pescadores y madereros.
El trabajo de contacto y sus implicaciones
Possuelo relata que el trabajo de contacto con tribus no contactadas comenzó en 1910 con el mariscal Cándido Rondón, quien abogaba por un respeto profundo hacia las culturas indígenas. La metodología consistía en acercarse a la selva, dejar ofrendas y esperar a que los indígenas se acercaran. Este proceso podía durar desde días hasta años, dependiendo de las experiencias previas de los grupos con los occidentales.
La preparación para una expedición de contacto es meticulosa. Primero, se realiza un reconocimiento aéreo para localizar a las tribus. Luego, se explora la zona a pie, asegurándose de que haya recursos para sobrevivir durante la misión. Una vez en el lugar, se construye un tapirí, una pequeña casa donde se dejan regalos como espejos, cuchillos y utensilios de cocina, esperando que los indígenas se acerquen y muestren interés.
Possuelo advierte que el contacto no siempre es pacífico. Ha perdido compañeros en ataques por parte de indígenas que, al sentirse amenazados, reaccionan con violencia. Sin embargo, él enfatiza que la mayoría de los encuentros no son hostiles, y que la clave está en la cantidad de personas que acompañan a los exploradores, ya que los indígenas suelen atacar solo si se sienten en igualdad de condiciones.
Con el tiempo, Possuelo llegó a la conclusión de que el contacto directo no era beneficioso para las comunidades indígenas. Muchas de ellas han desaparecido debido a enfermedades traídas por los occidentales. Así, su enfoque se transformó en la defensa de la demarcación de territorios indígenas, permitiendo que estas comunidades decidieran si deseaban o no interactuar con el mundo exterior.
En la actualidad, la situación de los pueblos indígenas en Brasil es crítica. Possuelo señala que la violencia contra ellos ha aumentado, especialmente por parte de pescadores, terratenientes y mineros, que ven en la explotación de sus tierras una oportunidad económica. A pesar de la llegada al poder de Luiz Inácio Lula da Silva, quien tiene buenas intenciones, la realidad es que los invasores siguen ocupando tierras indígenas, y la protección de estas comunidades sigue siendo insuficiente.
Possuelo, quien presidió la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), ha sido un defensor incansable de los derechos indígenas. Durante su gestión, logró duplicar las tierras demarcadas para su protección, pero su dimisión llegó cuando el nuevo presidente mostró resistencia a continuar con esta labor. A pesar de su retiro, su compromiso con la causa indígena permanece firme, y su experiencia en la selva le ha enseñado lecciones valiosas sobre la vida y la armonía con la naturaleza.