
Un reciente documento interno del Pentágono ha puesto de manifiesto un cambio significativo en la estrategia de defensa de Estados Unidos, priorizando la preparación para un posible conflicto con China sobre otras amenazas globales. Este informe, conocido como la Guía Estratégica de Defensa Nacional Interina, ha sido objeto de atención mediática, especialmente por su enfoque en la situación de Taiwán.
Según el Washington Post, el documento de nueve páginas establece que la única amenaza que debe ser considerada como prioritaria es la de China, específicamente en relación con la defensa de Taiwán. El texto señala que «China es la única amenaza de referencia del Departamento, y la negación de una toma de control por parte de China sobre Taiwán, mientras se defiende la patria estadounidense, es el único escenario de referencia del Departamento». Este cambio de enfoque sugiere que Washington está dispuesto a dejar que sus aliados manejen otros desafíos, como los planteados por Rusia e Irán.
Un enfoque militar centrado en el Indo-Pacífico
El documento también indica que el ejército estadounidense debe concentrar sus esfuerzos en la región del Indo-Pacífico, donde se considera que la defensa de Taiwán es crucial para evitar que Pekín establezca un control militar total sobre la isla. Este enfoque ha suscitado preocupaciones en Pekín, que considera a Taiwán como parte inalienable de su territorio. La reciente eliminación de una declaración en la hoja informativa del Departamento de Estado de EE. UU. que afirmaba que Washington no apoyaba la independencia de Taiwán ha intensificado las tensiones entre ambas naciones.
Además de la amenaza china, el documento también menciona la necesidad de que el ejército estadounidense esté preparado para defender los intereses de EE. UU. en su «cerca cercana», que abarca desde Groenlandia hasta el Canal de Panamá y el Cabo de Hornos. Sin embargo, se observa un cambio en la estrategia de contrarrestar el terrorismo, priorizando la lucha contra grupos que puedan amenazar directamente a EE. UU., en lugar de aquellos que operan en regiones distantes.
En cuanto a las amenazas de países como Rusia, Irán y Corea del Norte, el informe sugiere que estas deben ser gestionadas por los aliados de EE. UU. En particular, se menciona que Washington no está dispuesto a proporcionar asistencia significativa a sus aliados europeos en caso de un conflicto con Rusia, lo que implica una mayor responsabilidad para los miembros europeos de la OTAN en la defensa colectiva.
Este cambio de prioridades ha sido recibido con cautela por Moscú, que ha reiterado que no tiene intención de atacar a la OTAN, aunque ha advertido que la implicación activa de la alianza en el conflicto de Ucrania podría aumentar el riesgo de una confrontación directa.