
El lanzamiento del primer cohete orbital desde el continente europeo, el Spectrum, se ha saldado con un fracaso estrepitoso. Desarrollado por la start-up alemana Isar Aerospace, el cohete se estrelló pocos segundos después de su despegue el pasado domingo desde el espacioporto de Andoya, en Noruega, un revés significativo para las aspiraciones de Europa de establecer una economía espacial robusta.
En un evento transmitido en vivo a través de YouTube, el Spectrum comenzó a emitir humo por los laterales antes de caer a la Tierra en una explosión que dejó claro que la misión había fracasado. Este lanzamiento, que se enmarca en el contexto de la creciente competencia global en el sector espacial, era el primero de un vehículo de lanzamiento orbital desde Europa, excluyendo a Rusia, y el primero financiado casi exclusivamente por el sector privado.
Expectativas y antecedentes
El lanzamiento había sido pospuesto en varias ocasiones debido a condiciones climáticas adversas, y desde Isar Aerospace se habían mostrado cautelosos respecto a las expectativas. Daniel Metzler, cofundador y director ejecutivo de la compañía, había declarado previamente que cualquier segundo de vuelo sería beneficioso para la recopilación de datos y experiencia. «Treinta segundos serían ya un gran éxito», afirmó, subrayando que no se esperaba alcanzar la órbita con esta prueba. De hecho, ningún competidor ha logrado poner su primer vehículo de lanzamiento orbital en órbita hasta la fecha.
El cohete Spectrum, de 28 metros de altura y con un diseño de dos etapas, no transportaba carga alguna durante este vuelo de prueba. Este lanzamiento fallido se produce tras un intento anterior en 2023 por parte de Virgin Orbit, la empresa del multimillonario Richard Branson, que también terminó en fracaso al intentar lanzar un cohete desde un Boeing 747 en el suroeste de Inglaterra, lo que llevó a la compañía a cerrar sus puertas.
A pesar de este tropiezo, el interés por el desarrollo de una industria espacial en Europa continúa creciendo. La inversión privada se está convirtiendo en un pilar fundamental para el avance tecnológico en este ámbito, aunque los desafíos son evidentes. La comunidad científica y empresarial observa con atención los próximos pasos de Isar Aerospace y otros actores en el sector, en un momento crucial para la consolidación de Europa como un competidor serio en el espacio.