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Los árboles urbanos responden de manera diferente al calor, lo que puede subestimar el impacto del cambio climático

In Sin categoría
marzo 31, 2025

Un reciente estudio realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Harvard ha revelado que las islas de calor urbano, aquellas áreas en las ciudades donde las temperaturas son notablemente más altas que en las zonas rurales circundantes, pueden no servir como un buen indicador de los efectos del cambio climático en los bosques. Este hallazgo sugiere que los efectos del calentamiento global sobre la vegetación podrían estar siendo subestimados, especialmente debido a la limitada diversidad genética de las especies arbóreas urbanas.

La investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, fue liderada por Meghan Blumstein, postdoctorada en el MIT, junto con el profesor David Des Marais y otros colaboradores. La premisa detrás de este estudio radica en que, aunque los ecologistas han utilizado con frecuencia los gradientes de temperatura urbana para comparar las respuestas de las plantas en entornos urbanos y rurales, este método presenta significativas limitaciones que no habían sido suficientemente consideradas.

Limitaciones de los gradientes de temperatura urbana

Des Marais señala que, aunque es fácil obtener datos sobre los gradientes de temperatura, este enfoque ha llevado a los investigadores a pasar por alto factores cruciales como la disponibilidad de nutrientes. Su equipo ha estado investigando la genética de las especies de árboles, comparando las muestras de árboles en entornos urbanos con aquellas de árboles en bosques naturales cercanos. Los resultados indicaron que, incluso entre árboles que a simple vista parecían similares, existían diferencias genéticas significativas que podrían estar ocultando el verdadero impacto del calentamiento.

En este sentido, el estudio se centró en los robles rojos, analizando datos recolectados durante tres años en Cambridge, Massachusetts, y el Harvard Forest, un área de investigación ubicada en el medio rural de Massachusetts. Los hallazgos mostraron que los árboles urbanos eran menos afectados por el aumento de temperatura en comparación con sus contrapartes en el bosque natural, particularmente en lo que respecta al momento de brote de las hojas en primavera.

La investigación surgió durante el confinamiento por la pandemia, cuando Blumstein se vio limitada en su capacidad para viajar y decidió concentrarse en los árboles accesibles en su entorno. Con la reciente secuenciación del genoma del roble, los investigadores pudieron identificar sutiles diferencias genéticas entre los robles en las dos ubicaciones, lo que les permitió concluir que los árboles urbanos eran más resistentes a las temperaturas más cálidas.

Des Marais subraya que este descubrimiento tiene importantes implicaciones para la forma en que se estudian las respuestas de las plantas al cambio climático. Las diferencias genéticas entre los árboles urbanos y los rurales significan que las investigaciones previas, que no han tenido en cuenta estos factores, podrían estar subestimando la magnitud de la respuesta de las plantas al aumento de temperatura. Esto es especialmente relevante en el contexto de los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que utilizan modelos de gradientes urbanos-rurales para predecir las respuestas futuras al cambio climático.

El estudio de Blumstein y sus colegas pone de relieve la necesidad de incorporar datos genómicos en este tipo de investigaciones, lo que no solo es factible, sino que también podría ser clave para mejorar la precisión de las predicciones sobre cómo afectará el cambio climático a la vegetación en un futuro próximo.

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