
Un inversor en bitcoin ha comprado un vuelo completo de SpaceX para él y tres exploradores polares, despegando la noche del pasado lunes en una misión pionera que lo lleva a sobrevolar los polos Norte y Sur. Chun Wang, un empresario de origen chino que actualmente reside en Malta, se embarcó en esta aventura desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA, marcando un hito en la historia de los viajes espaciales al surcar rutas que no se habían explorado en 64 años de vuelos tripulados.
El monto que Wang pagó a la compañía de Elon Musk por esta experiencia de tres días y medio permanece en secreto. Sin embargo, se sabe que el primer tramo de su vuelo —de Florida al Polo Sur— tomó apenas media hora. Desde una altitud objetivo de aproximadamente 440 kilómetros, la cápsula, completamente automatizada, dará la vuelta al mundo en aproximadamente una hora y media, incluyendo 46 minutos de vuelo de polo a polo.
Una vez alcanzada la órbita, el control de lanzamiento de SpaceX se comunicó con la tripulación: «Disfruten de las vistas de los polos. Envíennos algunas fotos». Esta travesía no solo es un viaje turístico; para Wang, se trata de «empujar fronteras y compartir conocimientos». Ya había visitado las regiones polares en persona y ahora busca observarlas desde el espacio.
Una tripulación diversa y una misión científica
Wang no viaja solo; le acompañan tres invitados: la cineasta noruega Jannicke Mikkelsen, la investigadora alemana en robótica Rabea Rogge y el guía polar australiano Eric Philips. Mikkelsen, que se convierte en la primera noruega en ir al espacio, ya ha sobrevolado los polos en el pasado, aunque a una altitud mucho menor, como parte de una misión que celebró el 50 aniversario del alunizaje de Neil Armstrong y Buzz Aldrin.
La tripulación tiene previsto llevar a cabo dos docenas de experimentos, entre ellos la toma de las primeras radiografías humanas en el espacio, y ha traído consigo un número inusual de cámaras para documentar su viaje, que lleva el nombre de Fram2, en honor al barco de investigación polar noruego de hace más de un siglo. Hasta ahora, ningún viajero espacial había cruzado más allá de los 65 grados de latitud norte y sur, un récord establecido por la primera mujer en el espacio, Valentina Tereshkova, en 1963.
La órbita polar es ideal para satélites de clima y mapeo de la Tierra, así como para satélites espías, debido a que un vehículo espacial puede observar todo el mundo cada día, cruzando la Tierra de polo a polo mientras esta rota bajo él. Geir Klover, director del Museo Fram en Oslo, espera que este viaje genere mayor atención hacia el cambio climático y el deshielo de los polos, habiendo prestado a la tripulación un pequeño trozo de la cubierta de madera del barco, que lleva la firma de Oscar Wisting, quien, junto a Roald Amundsen, fue uno de los primeros en alcanzar ambos polos en el siglo XX.
Wang propuso la idea de un vuelo polar a SpaceX en 2023, dos años después de que el empresario tecnológico estadounidense Jared Isaacman realizara el primero de dos vuelos chárter con la empresa de Musk. Isaacman se encuentra actualmente en la carrera por un puesto destacado en la NASA. Según Kiko Dontchev, de SpaceX, la empresa sigue perfeccionando su entrenamiento para que «personas normales» sin antecedentes en la aeroespacial puedan «subirse a una cápsula y sentirse tranquilas al respecto». Wang y su equipo consideran el vuelo polar como una experiencia de acampada en la naturaleza y están dispuestos a afrontar el desafío.
Wang ha estado contando sus vuelos desde su primera experiencia en 2002, habiendo volado en aviones, helicópteros y globos aerostáticos en su búsqueda para visitar cada país del mundo, habiendo recorrido hasta ahora más de la mitad. Se organizó para que el lanzamiento marcara su vuelo número 1,000.