
Los monos: los mejores yodelers del mundo
Los mejores yodelers del mundo no se encuentran en las cumbres nevadas de los Alpes, sino en los árboles, selvas y bosques tropicales de todo el planeta. Un reciente estudio publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B ha revelado que los verdaderos maestros del yodeling son, de hecho, monos. Investigadores de la Universidad Anglia Ruskin en Inglaterra y de la Universidad de Viena en Austria han llevado a cabo un análisis de los llamados de diversas especies de monos en el Santuario de Vida Silvestre La Senda Verde en Bolivia, incluyendo al mono aullador negro y dorado, el capuchino de mechones, el mono ardilla de copete negro y el mono araña peruano.
Los científicos descubrieron que los monos poseen una estructura anatómica especial en sus gargantas, conocida como membranas vocales, que les permite producir una amplia gama de sonidos, incluyendo un tipo de yodel característico. Estas membranas, que han desaparecido en los humanos a lo largo de la evolución para favorecer un habla más estable, permiten a los monos introducir «rupturas de voz» en sus llamados. Esto se traduce en transiciones rápidas de frecuencia, similares a las que se escuchan en el yodeling, pero a octavas mucho más altas que las que los humanos pueden alcanzar.
La investigación indica que los primates utilizan estos yodels para diferenciarse y comunicarse entre sí, de manera análoga a cómo los humanos emplean diversas tonalidades en la comunicación en las montañas. Según Jacob Dunn, profesor asociado de Biología Evolutiva en la Universidad Anglia Ruskin, estos hallazgos destacan cómo los monos aprovechan una característica evolutiva de su laringe para producir llamadas más complejas, lo que es fundamental en su vida social. Los monos del Nuevo Mundo, que habitan desde México hasta Argentina, poseen las membranas vocales más grandes de todos los primates, lo que les otorga la capacidad de realizar saltos de frecuencia hasta cinco veces mayores que los cambios que puede producir la voz humana. Este fenómeno manifiesta cómo la naturaleza ha dotado a los animales de medios para enriquecer su vocalización, aun sin poseer un lenguaje estructurado.