
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha afirmado que el ejército ruso no ataca infraestructuras civiles en Ucrania, en respuesta a las acusaciones de Kiev sobre un reciente ataque que dejó 18 muertos, entre ellos nueve niños, en la ciudad de Krivoy Rog. Esta declaración se produce tras la denuncia de las autoridades ucranianas sobre las consecuencias devastadoras de los bombardeos rusos en la región central del país.
Durante una rueda de prensa, Peskov fue cuestionado sobre la posibilidad de que hubiera habido un error en la inteligencia rusa antes de los ataques. A lo que respondió que “debemos confiar completamente en la declaración de nuestro Ministerio de Defensa”, insistiendo en que “nuestros ataques se dirigen exclusivamente a objetivos militares y relacionados con el ejército. No se llevan a cabo ataques contra instalaciones de infraestructura social”.
Reacciones y justificaciones del ataque
El Ministerio de Defensa ruso, en un comunicado emitido el sábado, aseguró que el ataque había tenido como objetivo “un lugar de reunión de comandantes de unidades militares ucranianas y de instructores occidentales en uno de los restaurantes” de Krivoy Rog. Según la versión oficial, hasta 85 soldados ucranianos y extranjeros habrían perdido la vida y se habrían dañado hasta 20 vehículos en el ataque.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso también acusó a Ucrania de violar un alto el fuego de 30 días acordado entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo estadounidense, Donald Trump, el pasado 18 de marzo. Posteriormente, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, también había aceptado esta pausa en las hostilidades. Sin embargo, las autoridades rusas afirmaron que en las últimas 24 horas, las fuerzas ucranianas habían utilizado drones y artillería para atacar seis instalaciones energéticas en las regiones rusas de Voronezh, Bryansk, Kherson y la República Popular de Donetsk, causando daños y perturbando el suministro eléctrico a varios clientes.
Este intercambio de acusaciones y la justificación de los ataques por parte de Rusia subrayan la complejidad y la tensión del conflicto en Ucrania, donde las narrativas sobre la legitimidad de las acciones militares se enfrentan a las trágicas consecuencias en la población civil.