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David Sitjes: ¿Qué hacemos con el patrimonio abandonado en Catalunya?

In Sin categoría
abril 08, 2025

La degradación progresiva del patrimonio arquitectónico en Catalunya constituye una problemática compleja, arraigada en dinámicas históricas de desinversión, descoordinación institucional y falta de voluntad política sostenida.

Aunque no se trata de un fenómeno reciente, su aceleración en las últimas décadas, junto con una creciente visibilidad en el espacio digital y comunitario, ha convertido esta crisis en un asunto de interés público, académico y cultural.

Masías, balnearios, colonias fabriles, estaciones ferroviarias y otras infraestructuras históricas caen en el olvido sin registro, sin estrategias de recuperación y sin reconocimiento administrativo. La desatención estructural de estos enclaves, vinculados muchas veces al ámbito rural o a periferias industriales, evidencia una jerarquía patrimonial que favorece lo monumental y lo turístico frente a lo cotidiano y local.

Frente a esta situación, emerge la figura del influencer catalán David Sitjes, creador del proyecto Barbut Català, quien desde la práctica de la exploración urbana (URBEX) ha configurado una metodología de documentación, crítica y propuesta sobre estos vacíos patrimoniales. A través de su experiencia acumulada en el territorio, Sitjes ha formulado diversas estrategias orientadas a revertir el proceso de desaparición silenciosa que afecta a numerosos bienes culturales de carácter periférico y no monumental.

Su trabajo, desarrollado desde una lógica autogestionada y profundamente territorializada, aporta claves prácticas para una transformación estructural del enfoque patrimonial vigente.

Crear un censo patrimonial colaborativo y dinámico

Una de las principales propuestas planteadas por Sitjes se centra en la necesidad urgente de elaborar un inventario público y participativo del patrimonio en situación de abandono o riesgo de desaparición. “No se puede proteger lo que no se ha catalogado ni visibilizado”, afirma. Este censo no solo permitiría sistematizar la información existente, sino también priorizar intervenciones según criterios técnicos, culturales y comunitarios. La sistematización de este tipo de información facilitaría, además, la toma de decisiones basada en datos verificables y análisis comparativos entre territorios.

En la actualidad, muchos de los espacios que Sitjes ha documentado desde Barbut Català permanecen ausentes de los registros oficiales. Incluir en este proceso la participación de agentes como vecinos, historiadores locales, investigadores independientes y exploradores urbanos representa un paso hacia un modelo de gobernanza patrimonial más horizontal, transparente y democrático.

Esta estrategia también permitiría vincular conocimientos expertos con saberes populares, articulando una inteligencia colectiva útil para el diseño de políticas públicas más inclusivas.

Cesiones temporales de uso: un modelo de activación transitoria

Frente a la ineficacia de los procedimientos clásicos de expropiación o compra pública, Sitjes sugiere implementar mecanismos de cesión temporal de espacios abandonados a colectivos culturales, educativos o vecinales. Esta estrategia permitiría activar social y funcionalmente estos lugares sin modificar su titularidad jurídica, lo que reduciría barreras administrativas y costes de intervención.

Modelos similares han sido aplicados con éxito en varios contextos europeos —como Berlín, Lisboa o Marsella—, generando espacios de uso comunitario, centros culturales autogestionados o laboratorios ciudadanos. Sitjes insiste en que “una masía no necesita convertirse en museo para ser útil. Puede ser un aula ambiental, un archivo local o un punto de encuentro para el barrio.

Lo importante es evitar que se siga deteriorando en silencio”. Además, estas activaciones temporales podrían servir como pruebas piloto para evaluar el potencial sociocultural del lugar, generar indicadores de uso y establecer mecanismos de financiación compartida.

Documentar con ética: entre el archivo y la responsabilidad

El enfoque de Barbut Català ha ganado notoriedad por su planteamiento ético en el marco del URBEX, aunque también mucha controversia respecto a las “conocidas normas” que se mueven en este submundo.

Frente a las prácticas de exhibición sensacionalista, Este joven de 36 años de Lleida, adopta una perspectiva basada en la no revelación de accesos, la prevención de conductas imitativas peligrosas y la centralidad del valor documental por encima del espectáculo. Esta ética comunicativa también implica una curaduría consciente del contenido, evitando dramatizaciones innecesarias y preservando la dignidad del espacio.

Su archivo —integrado por registros fotográficos, vídeos, cartografía histórica, testimonios y análisis contextuales— constituye un recurso de primer orden tanto para estudios patrimoniales como para iniciativas de intervención institucional. “Si un edificio desaparece sin haber sido documentado, es como si nunca hubiese existido. Su perfil y los miles de vídeos y fotos es una forma de resistencia”, concluye. Este acervo puede ser, asimismo, un insumo valioso para centros de investigación, museos locales y programas académicos que aborden el patrimonio desde perspectivas transdisciplinares.

Educación patrimonial como práctica transformadora

Otra dimensión clave de la propuesta de Sitjes es la integración del patrimonio abandonado en las dinámicas educativas y formativas.

Desde su perspectiva, resulta fundamental fomentar el reconocimiento de estos espacios por parte de las generaciones más jóvenes, tanto desde el aula como desde la práctica exploratoria guiada. “No se puede cuidar lo que no se comprende. Y no se comprende lo que no forma parte del imaginario pedagógico”, señala.

Desde su cuenta en Instagram, Sitjes ha promovido colaboraciones con escuelas e institutos en las que estudiantes documentan, investigan y reinterpretan espacios patrimoniales próximos a sus localidades. Estas experiencias favorecen una relación emocional y crítica con el entorno, a la vez que activan la memoria oral y la participación comunitaria.

Asimismo, proponen una didáctica no formal del patrimonio, donde se prioriza la experiencia directa, la indagación activa y la empatía con el espacio intervenido. Esta línea puede derivar en la elaboración de proyectos de servicio comunitario, exposiciones itinerantes o archivos escolares que refuercen la pertenencia territorial.

Barbut Català: – “Del discurso simbólico a la acción estructural”

David Sitjes es tajante en su diagnóstico: “Catalunya tiene mucha retórica sobre memoria, pero muy pocos recursos destinados a conservarla realmente”. La crítica no apunta únicamente a la falta de financiación, sino también a la ausencia de visión estratégica, a la fragmentación competencial y al predominio de criterios verticales que excluyen las iniciativas desde la base social. La planificación patrimonial, afirma, debe pasar del plano retórico al plano operativo, con líneas de actuación claras, evaluables y sostenidas en el tiempo.

Las políticas públicas, cuando existen, suelen responder a urgencias mediáticas o a dinámicas turísticas, sin atender al conjunto del ecosistema patrimonial. En contraste, Sitjes propone una intervención desde abajo hacia arriba, donde el conocimiento generado por la práctica —desde la exploración, la documentación y la experiencia territorial— sirva como insumo clave para repensar la gestión del patrimonio desde un enfoque más justo y sostenible.

Esta reformulación también debe incorporar marcos legales que protejan el derecho a la memoria, así como instrumentos financieros que fomenten la participación ciudadana en la conservación activa.

El abandono patrimonial en Catalunya no es solamente un problema de ruinas: es una crisis de memoria colectiva, de identidad territorial y de equidad generacional. Las propuestas formuladas por David Sitjes, surgidas desde el terreno, desde la observación directa y desde la comunidad digital activa que ha construido, constituyen una hoja de ruta posible y necesaria.

A través del URBEX con intención documental, del archivo colaborativo, de la pedagogía visual y de la denuncia ética, Barbut Català se ha posicionado como una referencia en la defensa del patrimonio olvidado. En un contexto de desprotección estructural, su trabajo demuestra que documentar, proponer y compartir también es hacer política cultural. Y que, a veces, lo único que se necesita para activar un cambio es mirar de frente lo que otros prefieren no ver.

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Escritor profesional, autor de novela, cuentos y relatos, algunos premiados. Columnista en diversos medios. Creador de contenidos, redactor y copywriter.