
Un equipo de biólogos de la Universidad de Texas en Arlington ha realizado un hallazgo alarmante en las Islas Marshall: la presencia de una rana invasora, conocida como rana de invernadero, que podría amenazar la biodiversidad local. Este archipiélago del Pacífico, situado entre Hawái y Australia, se ve ahora afectado por una especie originaria del Caribe que se expande rápidamente, desplazando a las especies nativas y alterando los ecosistemas.
Según Samuel Fisher, estudiante de posgrado en UT Arlington, la rana de invernadero es conocida por su habilidad para incrementar su hábitat mediante el transporte en suelo, plantas en maceta y materiales agrícolas. «Principalmente encontramos ranas en la isla Laura, que alberga el aeropuerto principal, aunque también se confirmaron en otras islas del archipiélago», afirmó Fisher.
Impacto en la fauna local
El equipo de investigación también analizó la población de un lagarto conocido como anole verde, originario de Texas y Oklahoma, que parece haberse introducido en las Islas Marshall desde Hawái. Este lagarto se ha vuelto común en la isla principal y se ha encontrado que podría estar eliminando al eslizón arbóreo esmeralda, una especie nativa. «La ausencia de eslizones sugiere que los anoles importados pueden estar compitiendo con las especies nativas, lo que podría tener efectos en cadena en los ecosistemas de las islas», explicó el Dr. Matthew Fujita, profesor de biología en UT Arlington.
El impacto de estas especies invasoras va más allá de la simple competencia por recursos. «Aunque estas ranas y lagartos pueden parecer inofensivos, pueden causar importantes alteraciones ecológicas al desplazar especies nativas, alterar las cadenas alimenticias y potencialmente propagar enfermedades, tanto a animales como a humanos», agregó Fujita.
Colaborando con socios locales, como el Ministerio de Recursos Naturales y Comercio de las Islas Marshall, el equipo de UT Arlington estudió cómo ha cambiado el paisaje regional en las últimas cuatro décadas. Su investigación incluyó un análisis de las variaciones en el tamaño y la forma de las islas, así como en la vegetación y la composición de reptiles y anfibios.
Adicionalmente, el equipo proporcionó capacitación en bioseguridad a funcionarios locales para apoyar la detección temprana y el control de especies invasoras. Trabajaron también con agencias socias, como el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU. y el Departamento de Agricultura de Hawái, para fomentar la concienciación y fortalecer las respuestas regionales ante estas amenazas.
Fisher concluyó que «investigar las especies invasoras es crucial para todas las regiones, pero las islas son especialmente vulnerables, ya que a menudo tienen depredadores naturales limitados que equilibran la amenaza de nuevos organismos. Comprender su impacto nos ayuda a mitigar posibles interrupciones económicas, desde la agricultura y la ganadería hasta las playas y la vida silvestre que atraen al turismo».