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La Generación Z y los conservadores, los más vulnerables a la desinformación, según un estudio global

In Sin categoría
abril 08, 2025

Un estudio global realizado con más de 66,000 participantes ha puesto de manifiesto cuáles son los grupos más susceptibles a la desinformación. A través de una serie de pruebas, los participantes evaluaron titulares de noticias y trataron de discernir cuáles eran verdaderos y cuáles falsos. Los resultados han revelado que, en promedio, las personas tienen más dificultades para distinguir entre lo real y lo falso si pertenecen a las siguientes categorías:

  • Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012)
  • No masculinos
  • Menos educados
  • Más conservadores

Sin embargo, algunos grupos mostraron una mayor autoconciencia sobre sus limitaciones a la hora de detectar la desinformación. El Dr. Friedrich Götz, profesor asistente de psicología en la Universidad de Columbia Británica y autor principal del estudio, señaló: “Independientemente de quién seas o de lo que creas saber, ninguno de nosotros es inmune a la desinformación. Todos estamos expuestos a ella de manera regular y es probable que en algún momento caigamos en su trampa”.

Un estudio que revela la vulnerabilidad de ciertos grupos

El estudio, cuyo lanzamiento está programado para el próximo viernes en la revista Personality and Individual Differences, subraya la importancia de entender quiénes corren mayor riesgo para desarrollar estrategias efectivas que contrarresten las noticias falsas. La investigación ha sido publicada en el servidor de preprints PsyArXiv.

Los investigadores se propusieron comprender dos aspectos clave:

  • La probabilidad de que diferentes grupos de personas caigan en la desinformación.
  • La percepción que tienen las personas sobre su capacidad para detectar noticias falsas.

Para ello, utilizaron una prueba denominada Misinformation Susceptibility Test (MIST), que ha sido validada rigurosamente por psicólogos y está disponible en línea de manera gratuita. Esta prueba incluye una serie de titulares de noticias que los participantes deben clasificar como auténticos o falsos. Algunos de los ejemplos utilizados en el estudio incluyen:

  • Un pequeño grupo de personas controla la economía mundial manipulando el precio del oro y el petróleo.
  • Los izquierdistas son más propensos a mentir para obtener una buena nota.
  • El gobierno está llevando a cabo una gran ocultación de su implicación en el 11 de septiembre.
  • Aproximadamente una cuarta parte de los grandes periódicos estadounidenses despidieron personal en 2018.

Al comparar el rendimiento de los participantes en la prueba con su nivel de confianza sobre sus habilidades, los investigadores identificaron las discrepancias entre la capacidad real y la autoevaluación.

Los jóvenes de la Generación Z, a pesar de su mayor exposición a entornos digitales, no mostraron un rendimiento superior en esta área. Sin embargo, fueron bastante precisos al predecir su bajo desempeño. “Sigue siendo una concepción errónea generalizada que los nativos digitales son mejores para navegar en estos entornos”, afirmó el Dr. Götz. “Esa idea ha sido desacreditada en el ámbito académico durante varios años, pero no ha calado en la conciencia pública”.

Los individuos con visiones políticas más conservadoras tendieron a creer en más desinformación, obteniendo las puntuaciones más bajas en el extremo más conservador del espectro político. Curiosamente, los conservadores se mostraron bastante precisos al juzgar su capacidad para identificar la desinformación, aunque esto no se aplicaba a aquellos con puntos de vista más extremos.

Por otro lado, el estudio también reveló que, en términos generales, las mujeres eran ligeramente más propensas que los hombres a caer en la desinformación, aunque demostraron ser mejores que ellos en la evaluación de sus propias habilidades. Además, aquellos que habían asistido a la universidad o que poseían títulos superiores superaron a quienes solo tenían un diploma de secundaria o menos, aunque los más educados tendieron a sobreestimar su capacidad para detectar la desinformación.

El trabajo del Dr. Götz y su equipo podría contribuir a la formulación de políticas mejor informadas y programas educativos para reducir la susceptibilidad a la desinformación, siempre y cuando este problema sea una prioridad para los gobiernos. “Mi percepción es que no todas las democracias están realmente intentando abordar este problema en la actualidad. Peor aún, en el mundo polarizado en el que vivimos, algunos actores, incluidos los políticos, pueden utilizarlo deliberadamente como un arma”, concluyó el Dr. Götz. “Sin embargo, si un gobierno actúa de buena fe y desea resolver este problema en la sociedad, creo que podría utilizar este estudio para aumentar la conciencia y avanzar hacia investigaciones más centradas en la intervención”.

Más información: Yara Kyrychenko et al, Profiling Misinformation Susceptibility, PsyArXiv (2024). DOI: 10.31234/osf.io/69g7n

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