
La calidad del aire en Londres ha experimentado una notable mejora tras la implementación y expansión de un polémico peaje por contaminación vehicular, conocido como la Zona de Emisiones Ultra Bajas (ULEZ, por sus siglas en inglés). Esta medida, instaurada por el alcalde Sadiq Khan, fue introducida inicialmente en 2019 en el centro de Londres y se amplió en 2023, abarcando a los nueve millones de residentes de la capital británica.
Beau Boka-Batesa, un londinense de 21 años y cofundador del grupo de campaña «Choked Up», que representa a jóvenes de minorías étnicas en áreas con alta contaminación, ha señalado que la calidad del aire ha mejorado significativamente: «Puedo caminar por una calle principal y no toser tanto como antes», afirmó Boka-Batesa.
A pesar de estas mejoras, la expansión del ULEZ ha generado una fuerte oposición, especialmente entre los residentes de las zonas periféricas de Londres. Muchos han expresado su descontento, llevando a cabo acciones como la vandalización de cientos de cámaras de monitoreo. La oposición no solo proviene de aquellos que sienten que sus derechos están siendo restringidos, sino también de pequeños empresarios, como Roger Tichborne, dueño de un estudio de música en Mill Hill, quien ha informado una disminución del 15 al 20% en la llegada de bandas externas debido a los costos del ULEZ.
Impacto en la calidad del aire y la economía local
Un estudio reciente del gobierno de Khan ha destacado una reducción del 27% en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) emitidos por los vehículos en Londres. Además, cerca del 97% de los vehículos en la ciudad cumplen con los estándares de bajas emisiones, comparado con solo el 39% en 2017. Sin embargo, Tichborne ha criticado la implementación de la medida, argumentando que ha perjudicado a los negocios locales y que la ayuda gubernamental para reemplazar vehículos no ha sido suficiente.
A pesar de la oposición, muchos londinenses han adaptado sus hábitos, ya sea cambiando sus vehículos por opciones más ecológicas o aprendiendo a convivir con la normativa. La necesidad de una comunicación clara y transparente se ha vuelto evidente para asegurar que las necesidades de todos los ciudadanos sean consideradas en la formulación de políticas. Según un estudio sobre los impactos del ULEZ en la salud infantil, la iniciativa ha demostrado tener beneficios sociales más amplios, aunque también ha exacerbado ciertas inequidades, ya que algunas familias de zonas periféricas luchan por adaptarse a estos cambios.
Christopher Griffiths, profesor en la Universidad Queen Mary de Londres, ha subrayado que el ULEZ no solo contribuye a la mejora de la calidad del aire, sino que también tiene el potencial de transformar la forma en que los londinenses viven. «Estamos viendo que más estudiantes eligen modos de transporte activos, como caminar y andar en bicicleta, lo cual tiene beneficios significativos para la salud pública», añadió Griffiths.
Con más de 300 iniciativas similares en toda Europa, el ULEZ se presenta como una herramienta crucial en la lucha por un aire más limpio y una mejor salud pública, a pesar de las controversias que ha suscitado. Los beneficios en la calidad del aire y la salud pública son claros, pero la implementación de políticas que afecten a grandes sectores de la población requiere un enfoque más equilibrado para no perjudicar a los negocios y a los ciudadanos más vulnerables.