
En las últimas semanas, el mercado hipotecario estadounidense ha experimentado un aumento significativo en las tasas de interés. Este fenómeno se debe en parte a la venta acelerada de bonos del Tesoro por parte de inversores, lo que ha generado un efecto dominó en el sector hipotecario. Las tasas de las hipotecas siguen de cerca el rendimiento de los bonos a diez años del Tesoro estadounidense, lo que plantea preocupaciones sobre la estabilidad del mercado y su relación con las políticas comerciales del gobierno de Estados Unidos.
Uno de los factores que podría intensificar esta situación es la posible decisión de China, uno de los principales tenedores de valores respaldados por hipotecas (MBS, por sus siglas en inglés), de deshacerse de estos activos en respuesta a las medidas arancelarias implementadas por el presidente Donald Trump. Dicha acción podría tener repercusiones significativas en el mercado hipotecario, ya que otros países podrían seguir su ejemplo, creando una presión adicional sobre las tasas de interés.
El papel de las potencias extranjeras en el mercado hipotecario
Según datos de Ginnie Mae, a finales de enero, los países extranjeros poseían aproximadamente 1.32 billones de dólares en MBS, lo que representa el 15% del total en circulación. Japón, China, Taiwán y Canadá se encuentran entre los principales poseedores de estos activos. En el contexto actual, la reducción de las tenencias de MBS por parte de China, que ya se había registrado en un 8.7% a finales de septiembre del año pasado, plantea interrogantes sobre la estabilidad futura del mercado.
El analista Eric Hagen, de BTIG, ha señalado que la posibilidad de que naciones como China y Japón aceleren la venta de estos activos podría llevar a un aumento aún mayor en las tasas hipotecarias, lo que complicaría aún más la ya difícil situación del mercado de la vivienda. La presión sobre los precios de las viviendas se ve exacerbada por la falta de confianza de los consumidores, que se sienten cada vez más inseguros sobre sus ahorros y empleos.
En este contexto, la Reserva Federal de Estados Unidos, que también es un importante propietario de MBS, ha comenzado a reducir su cartera como parte de un esfuerzo por disminuir su balance. Este enfoque contrasta con las acciones adoptadas durante crisis financieras previas, cuando la Reserva Federal adquiría MBS para mantener bajas las tasas de interés. La actual estrategia de la Reserva Federal podría, por tanto, añadir una capa adicional de presión sobre un mercado ya frágil.
En resumen, la interconexión entre las políticas comerciales de Estados Unidos y las decisiones de los inversores extranjeros, especialmente en el ámbito de las hipotecas, subraya la complejidad de la economía global actual. A medida que las potencias extranjeras consideran sus propias estrategias de respuesta, el impacto en el mercado estadounidense podría ser considerable, reflejando las tensiones inherentes en la economía mundial contemporánea.