
La Organización Marítima Internacional (OMI) se encuentra en la recta final para la introducción de regulaciones vinculantes que buscan eliminar el uso de combustibles fósiles en el transporte marítimo global. Esta iniciativa incluye la posibilidad de un impuesto global sobre emisiones, lo que marcaría un hito en la lucha contra el cambio climático. Las conversaciones se llevarán a cabo en Londres, donde se discutirán medidas para reducir el impacto ambiental del transporte marítimo, que representa alrededor del 3% de las emisiones de carbono a nivel mundial.
Entre las propuestas se contempla un estándar global para los combustibles marinos y elementos económicos como un impuesto sobre el carbono o un esquema de créditos de carbono. La implementación de un mecanismo de precios robusto en el sector del transporte marítimo podría ser uno de los acuerdos climáticos más significativos de la década.
No obstante, la ambición de un impuesto sobre el carbono enfrenta desafíos, incluyendo las preocupaciones sobre los aranceles comerciales impuestos por Estados Unidos, una creciente guerra comercial global y la resistencia de ciertos países que se oponen a cualquier tipo de estructura impositiva. La jefa de defensa global de la compañía minera australiana Fortescue, Sara Edmonson, considera las conversaciones actuales como «absolutamente históricas», destacando el potencial transformador de un impuesto sobre el carbono.
“No se trata realmente de si se llega a un acuerdo, sino de cuán ambicioso será, cuán efectivo y cuántas personas estarán descontentas”, afirma John Maggs, presidente de la Clean Shipping Coalition.
Las discusiones en torno a estructuras similares a impuestos son complicadas en países polarizados como Estados Unidos, Australia y China. Sin embargo, Edmonson cree que se están llevando a cabo diálogos fructíferos que podrían tener un efecto equivalente. La Comisión de Protección del Medio Marino de la OMI está programada para concluir estas conversaciones el viernes.
Una gran oportunidad
Entre los mayores defensores de un cargo global por emisiones de gases de efecto invernadero en la industria marítima se encuentran los estados insulares del Pacífico, como Fiyi, las Islas Marshall y Vanuatu, así como algunos del Caribe, como Barbados y Jamaica. Por el contrario, países como Brasil, China y Arabia Saudita han expresado preocupaciones sobre la competitividad económica y el aumento de las desigualdades que podría generar un impuesto sobre el carbono.
El Ministro de Vanuatu, Ralph Regenvanu, subrayó que el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) no avanza con la celeridad necesaria, lo que convierte a esta situación en una «gran oportunidad» para actuar. Si se adopta este impuesto, sería la primera medida de este tipo aprobada por una organización multilateral de la ONU, con más capacidad de acción que la que ha logrado el proceso de la UNFCCC.
Los delegados de la OMI acordaron en 2023 el objetivo de alcanzar emisiones netas cero para el sector «para o alrededor de» 2050, y establecer un conjunto de medidas intermedias de reducción de carbono para 2025. La OMI busca crear un estándar de combustible global y una medida económica decisiva que garantice una reducción significativa de la contaminación marítima.
La industria del transporte marítimo, responsable del 90% del comercio global, es considerada una de las más difíciles de descarbonizar debido a la gran cantidad de combustibles fósiles que consumen los barcos. Angie Farrag-Thibault, vicepresidenta de transporte global en el Environmental Defense Fund, indicó que un resultado exitoso en la OMI debería incluir un estándar de combustible global ambicioso y una medida económica que garantice que la contaminación marítima se reduzca de manera significativa.