
A través de los Estados Unidos, más de 440 parques nacionales y 7,400 parques urbanos ofrecen una variedad de espacios verdes recreativos para personas y mascotas. Sin embargo, el Servicio Forestal de EE. UU. advierte que la urbanización, incluyendo el desarrollo de parques, está reduciendo los hábitats naturales para plantas y animales, lo que repercute negativamente en la supervivencia de la fauna silvestre.
La investigación de la Universidad de Florida
Un estudio pionero llevado a cabo por científicos de la Universidad de Florida (UF) aborda este delicado equilibrio y proporciona información sobre cómo lograr una armonía en el diseño de parques urbanos. Publicado en la revista Urban Forestry & Urban Greening, el estudio analizó más de 600 espacios verdes urbanos en el condado de Broward, uno de los más poblados del estado de Florida.
Los investigadores exploraron cómo diferentes atributos físicos, como la cobertura arbórea y las instalaciones deportivas, se relacionan con la actividad humana y la biodiversidad. Según Corey Callaghan, autor principal del estudio y profesor asistente de ecología global en el UF/IFAS Fort Lauderdale Research and Education Center, “el tamaño del espacio verde es un fuerte predictor tanto de la utilidad humana como de la biodiversidad.”
El estudio subraya la necesidad de diseñar cuidadosamente los espacios verdes para apoyar la biodiversidad, así como la importancia de contar con una mezcla de espacios verdes con diferentes objetivos. Callaghan y su equipo encontraron que los espacios verdes son esenciales para la salud del medio ambiente y de los habitantes urbanos, ya que proporcionan servicios críticos como la purificación del aire y del agua, la regulación climática y oportunidades recreativas.
Desde el punto de vista ecológico, estos espacios contribuyen a la regulación del clima al reducir el efecto de isla de calor urbano, mejorar la calidad del aire y del agua, amortiguar las inundaciones y secuestrar carbono. Esta dualidad, que apoya tanto el bienestar humano como la salud ecológica, hace que los espacios verdes urbanos sean imprescindibles a medida que las ciudades continúan creciendo.
Desafíos en el diseño de espacios urbanos
Sin embargo, el estudio también destaca cómo ciertas características, como los campos deportivos y los parques infantiles, pueden ser beneficiosas para las personas, pero perjudiciales para la calidad del hábitat de especies sensibles. Por otro lado, la vegetación densa y la iluminación limitada, que apoyan la biodiversidad, pueden ser menos utilizadas por los humanos. Nataly Miguez, coautora del estudio, indica que “se trata de encontrar un punto intermedio”.
El mantenimiento de céspedes bien cuidados puede perjudicar a los polinizadores nativos, y las instalaciones de iluminación para seguridad pueden interrumpir a las especies nocturnas. A pesar de estos compromisos, existen maneras de diseñar espacios verdes que beneficien tanto a las personas como a la fauna. Los investigadores recomiendan incorporar especies vegetales nativas, crear canopias de árboles y conectar espacios verdes separados para ofrecer hábitats más adecuados para la fauna, al tiempo que se fomente la actividad humana.
La participación de la comunidad es fundamental para mejorar la coexistencia de actividades humanas y vida silvestre en los espacios verdes urbanos. Plataformas de ciencia ciudadana como iNaturalist permiten a los ciudadanos contribuir directamente a la comprensión de la biodiversidad en estos entornos. Mediante el análisis de datos obtenidos a partir de estas plataformas, los científicos y planificadores urbanos pueden alinear mejor la gestión de los espacios verdes con las necesidades de los visitantes humanos y la fauna que habita en ellos.
Los hallazgos del estudio demuestran que una planificación cuidadosa e informada de los parques no tiene por qué comprometer la biodiversidad en favor del esparcimiento. Al identificar qué características de los parques benefician tanto a la vida silvestre como al uso humano, es posible diseñar espacios verdes urbanos que sean más resilientes y funcionales desde el punto de vista ecológico. Esta investigación ofrece un modelo que puede ser aplicado más allá del sur de Florida, sirviendo de guía para ciudades que buscan proteger la naturaleza mientras atienden a poblaciones en crecimiento.